El carrusel no para. Y que siga mucho tiempo. Otra noche de fútbol en Heliópolis. Fútbol del bueno. Del que gusta, del que no debería faltar, el fútbol que asoma al Betis a Europa. El fútbol que quiere el bético seguir disfrutando. Por eso hay ganas de que el Betis la toque otra vez. Ya habrá tiempo para pensar en otros líos gordos, Valencia entre ellos.
Porque tras el 3-3 de la ida, el Betis tiene en su mano, o en sus pies, mejor dicho, comprar el billete para los octavos de final de la Europa League. Un poquito más cerca de Bakú, dirán los optimistas. Pero le queda un paso para estar en el sorteo del viernes, no debe ni puede fallar ante su gente.
Aunque le cuesta ganar partidos, ha ido pasando eliminatorias a base de empates o tras la prórroga ante el Espanyol. Si hubiera prórroga esta vez, sería de infarto, de locos, otro 3-3 parece casi imposible. Más que nada porque el Betis demostró en Francia, salvo el ridículo inicial, ser mucho mejor que su rival. Y sin apoyo del árbitro la historia hubiera sido bien distinta.
Pero en el Betis no se fían, aunque hay motivos para confiar. Con Lo Celso y Canales todo es más fácil y el día que el nueve tenga acierto la historia está escrita y cantada. Y el bético tiene que ver ganar a su equipo con facilidad, porque casi todos los equipos lo hacen. Para ello, Quique Setién pondrá su once tipo, con la duda de Mandi y quién ocupará el puesto de Junior.
El Rennes llega con ilusión, sin André pero con Sarr y Grenier recuperados. Y con la remontada escrita en letras grandes. Sólo un bajón del Betis y un partido perfecto francés dejaría helado el Villamarín. Pero es fútbol y todo puede pasar. Aunque en Heliópolis saben lo que tienen entre manos en esta temporada histórica. Y quieren que su Betis la vuelva a tocar otra vez en Europa.