Recuperó el aliento. Volvió a respirar. Se salvó de la quema. Todo eso lo hizo este miércoles el Real Betis. Un equipo que casi vagaba moribundo en un inicio negro de LaLiga Santander. Una racha decadente que había contagiado al Benito Villamarín, que colmó la paciencia de la afición, que dejaba a Rubi en jaque y que vaticinaba una nueva división en Heliópolis. Pero todo eso cambió.
La escuadra verdiblanca logró salvar la papeleta de forma agónica ante el Celta de Vigo. Un duelo en el que la tensión bien se podía cortar con cuchillo, merced a los constantes cánticos de "directiva dimisión" y el reclamo del retorno de Lorenzo Serra Ferrer.
No obstante toda esa rabia contenida explotó. Y en un sentido figurado. En el de la rabia del gol. La esperada sensación de volver a ganar. El anhelado deseo de olvidar una mala racha, pasar página y soñar de nuevo con Europa. Un objetivo que se antoja complicado, más lejos si cabe, pero que bien se pudo reflejar en una imagen. La de la esperanza.
Así lo refleja la instantánea que se pudo captar en el gol de Nabil Fekir. Cuando el encuentro agonizaba, cuando las horas de Rubi en el banquillo expiraban, cuando el Benito Villamarín se armaba con un cuchillo entre los dientes, la rabia de volver a ganar apareció de nuevo en Heliópolis.
Inmediatamente la plantilla se marchó al banquillo para celebrar el triunfo con Rubi. Algo que dejó una clara imagen: Unión, compromiso y rabia, la foto que resume al beticismo
Rubi, sobre la celebración de Fekir: "No es que estén conmigo o no estén. Son profesionales, sufren, no lo pasan bien si el equipo no está bien colocado. Tienen un entrenador que ven que trabaja mucho, que les quiere ayudar y es normal que haya esas muestras de vez en cuando"
— ElDesmarque Betis (@eldesmarque_rbb) October 30, 2019