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La política del Betis

Rubi, entrenador del Betis.
Rubi, entrenador del Betis.
DMQ
Foto autor
Ignacio Conde

Ya que estamos en tiempos de tsunami político y democrático, vamos a hablar de política. De la política mala. Pero no de escaños ni de partidos; no será este el medio que analice esa cuestión. Aquí se habla de fútbol y hoy vamos a hablar de la política del Betis. De la pésima política del Betis.

Como en todos los partidos políticos, en los clubes de fútbol existe un líder. La persona que, junto con sus asesores y gente de confianza toma las decisiones y las riendas de la institución. Extrapolado al Betis, la historia reciente del club desvela que ese líder existió por momentos y así se ha hecho respetar cada vez que ha puesto un pie en Heliópolis.

No hay que ser un lince para adivinarlo. Serra Ferrer, faltaría más. La persona que siempre supo dar en el clavo con una gestión de élite. El Betis siempre fue mejor con él dentro y la afición verdiblanca siempre fue más feliz con su gobierno.

Medidas de urgencia

Hace tan solo pocos meses, cuando el club volvía a recuperar las políticas más sensatas y cuando más paciencia hacía falta para enderezar el rumbo, su partido lo fulminó con un ridículo programa electoral de siete folios dejando un vacío de poder evidente. Huérfano.

Los que dicen asumir ahora el liderazgo no se ven por ninguna parte. Quisiera saber dónde están. Con el Betis al borde del descenso y la moral bajo mínimos, el club necesita tomar medidas de urgencia. Se dice que se confía en Rubi pero, sin embargo, llevan semanas buscando el momento para echarlo.

En pleno parón y con el equipo sumergido en un mar de dudas, ¿por qué no actúan conforme a la realidad? ¿A qué más esperan? Es un despropósito tras despropósito. Si confían en una alternativa, adelante, confíen de verdad. Dejen de esperar a que pasen las jornadas para sumar adeptos contra Rubi y apuesten ya por su solución si quieren evitar la moción de censura.