Después de los dos primeros capítulos, en los que hemos recorrido desde la creación del estadio Benito Villamarín -entonces Stadium de la Exposición- hasta finales de los 70 con la creación de Voladizo, entramos en los años 80. Con ayuda del área de historia del Betis, nos detenemos en lo que supusieron para el feudo bético las obras con vistas al Mundial de 1982. Las gradas de Fondo y Preferencia son las protagonistas. La intrahistoria de una huelga, el equipo verdiblanco jugando como local en el Sánchez-Pizjuán, los partidos de Brasil, el España-Malta…
Un nuevo impulso llegó en la transformación del Benito Villamarín al ser conocido que el Mundial se disputaría en España en 1982 y que el campo bético sería una de las sedes. Estos cambios se produjeron en los inicios de los 80, no sin complicaciones por una huelga de la construcción. Las tribunas de Fondo y Preferencia serían renovadas para la cita mundialista en la que el campo acogió dos partidos, con la selección de Brasil como gran aliciente.
Las tribunas de Fondo y Preferencia que hasta entonces tenía el Betis eran las iniciales del Stadium de la Exposición. Era evidente que se necesitaban cambiar para poder albergar los partidos del Mundial. El 6 de junio de 1980 tuvo lugar la voladura de Fondo y el 10 de julio la de Preferencia. El Benito Villamarín alcanzaba con las nuevas gradas ya una capacidad de 47.500 espectadores.
Sin embargo, la construcción de las dos nuevas tribunas vivió una intrahistoria que complicó su levantamiento. Además, las obras dejaron estampas curiosas como el partido con el que se cerró la temporada 79/80, disputado contra el Valencia, que se disputó con la grada de Fondo vacía. Eran días previos a la voladura de la grada y ya estaba preparada para el derribo con las cargas explosivas.
La huelga en la construcción retrasó el proceso. Entre las voladuras de las dos gradas, que se habían proyectado de manera consecutiva, pasó más de un mes. Hubo un momento que el conflicto laboral estaba tan enquistado que amenazó con llevarse la temporada del Betis 80/81. El club convocó una reunión de las partes con una larga negociación de más 16 horas y se llegó a un acuerdo.
Al día siguiente fueron numerosas las propuestas de trabajadores, muchos de ellos béticos, para ponerse al servicio de la obra e intentar aminorar el retraso. Entre las curiosidades del momento, la caravana a la que se tuvo que trasladar la familia Tenorio que vivía en el estadio. También fue llamativo el cambio de la ubicación de los vestuarios, que por las obras estaban inhabilitados.
Se crearon unos vestuarios especiales que provocó que los jugadores salieran a los partidos desde la zona de Fondo, algo que posteriormente se siguió usando en encuentros de la cantera. Los nuevos vestuarios y la zona noble de Preferencia no serían utilizados hasta el final de campaña. También en ese curso 80/81 se colocó el foso, que sustituyó a las vallas colocadas en el año 77.
Otra consecuencia de las obras fue que en la temporada 80/81 el Betis tuvo que jugar sus dos primeros partidos fuera de casa. El cuarto, aún sin acabar los trabajos en el Benito Villamarín, fue disputado en el Sánchez-Pizjuán con el cuadro verdiblanco como local, después de solicitarle al Sevilla el estadio. Fue contra Las Palmas con victoria por 4-1. Hubo un segundo encuentro en Nervión con el Betis como local contra el Atlético de Madrid. En esa ocasión acabó con derrota.
Para el recuerdo quedan dos fechas. La primera la del 19 de octubre de ese año 1980, cuando el Betis disputó su primer partido con las gradas renovadas. Fue contra el Hércules, con la zona noble y de palcos en Fondo. No obstante la inauguración oficial se produjo el 5 de noviembre en un amistoso contra el Cosmos de Nueva York, en una noche con un extraordinario ambiente pese al frío.
El Mundial llegó al Benito Villamarín en 1982 con dos partidos y Brasil como gran protagonista. El ambiente de los aficionados brasileños por las calles de la ciudad y los aledaños del estadio, con ese colorido tan especial, quedó en el recuerdo de los que vivieron ese momento. También lo fue Zico, quien con su fútbol enamoró a tantos aficionados.
El templo bético albergó dos partidos. Primero un Brasil-Escocia (18 de junio), en el que los escoceses también contribuyeron al extraordinario ambiente. Luego fue un Brasil-Nueva Zelanda (23 de junio). La proyección internacional del Benito Villamarín, ya con sus nuevas tribunas de Fondo y Preferencia, no había hecho más que comenzar en aquellos años, ya que luego llegó su idilio con la selección española.
El estadio vivió unas notables mejoras, si bien es cierto que también eso complicó, como en todos los equipos que remodelaron sus campos, las cuentas en los años posteriores.
Con motivo de las bodas de plata, en 1982, el Betis había solicitado a la Federación Española acoger un partido de la selección. Algo que se demoró en el tiempo y que llegó con la designación del duelo contra Malta. Un partido que, en principio, podía pensarse que no cumplía con las expectativas, pero que luego se convirtió en una noche que quedó para la historia.
El España-Malta fue el primer partido que se disputó en el estadio siendo ya casa del Betis. En 1929, como inauguración del Stadium de la Exposición, se había jugado un España-Portugal pero aún no había vinculación con los verdiblancos.
El 21 de diciembre se celebró el mítico España-Malta. La selección dirigida por Miguel Muñoz necesitaba vencer por 11 goles de diferencia para clasificarse para la Eurocopa de Francia, en la que posteriormente fue subcampeona. En una noche inolvidable lo logró. Los goles fueron llegando y se desató la locura. En aquel equipo español fueron alineados los béticos Rafael Gordillo e Hipólito Rincón. Sería el primero de muchos partidos de la selección española en feudo bético.