No había nadie esta noche para cantarte tu canción, Real Betis. No en vano, en los instantes previos al partido el himno sonó instrumental. Cien días de soledad por el coronavirus se prolongaron en el Villamarín sin la fiel infantería que se apiña como balas de cañón. No hay quien pueda con esta afición, pero casi va a poder un equipo con la misma identidad de un grupo de amigos que se reúnen para la pachanga semanal. Como balas de cartón, estos jugadores y su entrenador han dejado claro lo grave de la situación. Siete puntos, por favor.
Los que aunque último estuvieras siempre te ven campeón no quieren ya casi ni verte, Real Betis. Casi prefieren 'Masterchef' o la película 'Venganza: conexión Estambul', Porque te los vas a cargar uno a uno de un infarto. El respeto reverencial por el escudo se ha diluido en la impotencia que durante muchos minutos convierte al Granada CF en la Brasil de México'70. No hay quien pueda con esta afición y casi va a poder un bloque que ni fu ni fa, sino todo lo contrario. Un grupo que no cree en quien lo dirige, que funciona a arreones de orgullo cuando todo parece perdido. Un entrenador que no sabe ya, o no ha sabido nunca, dirigir al grupo. Un funambulista en un alambre que cada vez se parece más a una cucaña.
Ahora Betis ahora casi no sabes atacar, por lo que es complicado que el gol vaya a llegar. Y si llega, apenas sirve para maquillar las miserias. La leyenda que recorre el mundo entero languidece por culpa de una serie de catastróficas desdichas, principalmente la de carecer de norte deportivo. Verde y blanco sus colores, pero no aparece por ningún lado el sendero. No hay mucha luz en la mañana y por la noche, especialmente en la de ayer, el quejío se convierte en queja y el quiebro en pasión quebrada.
Musho Betis seguirán gritando los que en este mundo te quieren más que a nada, los mismos que no merecen sufrir de esta manera. Lo harán porque su corazón no sabe entonar otro grito, aunque no por los motivos que les das. Hay quien se afana en seguir pensando en Europa. Será en el bar Europa. Hay quien sigue riéndose de vaticinios catastrofistas. O no conocen tu historia o no les conviene acordarse.
Siete puntos, por favor, que permitan suturar una herida que aún puede ser trágica. Que nadie te engañe, Betis: te puedes estar muriendo y no te lo quieren decir, aunque revivas temporalmente en medio de estertores. Que alguien te meta en el quirófano y extirpe los tumores que carcomen sin rubor el peso de tu historia.
Me parece un comentario de muy mal gusto. Irrespetuoso con nuestro himno y con nuestra afición. El que escribe no sabe nada del sentimiento bético, así que no debería de mofarse de algo que no entiende. No todo vale.