Edgar González ha llegado al Real Oviedo pisando fuerte. El catalán, cedido por el Real Betis hasta final de temporada, se ha hecho con un puesto fijo en la medular azul. La papeleta de sustituir a Luismi no es nada sencilla, pero por el momento parece haber caído de pie y se encuentra con fuerzas para asumir toda responsabilidad, tal como aseguraba en una entrevista a La Voz de Asturias: "Es un reto que me gusta asumir".
Entre los muchos temas a tratar, Edgar hablaba de como se fraguó su cesión al Real Oviedo. Todo comenzó cuando, tras una charla con los dirigentes de la parcela deportiva del Betis y el técnico, Manuel Pellegrini, se tomó una decisión que entienden que es la mejor para todas las partes: "Nos sentamos con el club y decidimos que lo mejor era salir", explicaba.
Y así, en un abrir y cerrar de ojos, acabó recalando en el Carlos Tartiere: "Fue algo muy rápido. El Betis habló con nosotros y dejé mi futuro en manos de mi agente, como siempre. Salieron varias opciones, pero el tema del Oviedo me convenció. Por entidad, proyecto, mi rol... Me apetecía mucho venir a este club y a esta ciudad", aseguraba.
Su padre, el experiquito Lluis González, le motivó al hablarle "del ambiente que vivió cuando jugó en el viejo Tartiere". Pero su actual entrenador, el Cuco Ziganda, sí que jugó un papel clave a la hora de cerrar su llegada: "Con el míster tuve una conversación. Me dijo que todo había que ganárselo, claro, pero que querían que tuviese un rol importante como pivote. Vengo a ganarme el puesto y a ayudar", recordaba.
Para él, el vasco es el personaje idóneo que necesitaba en su carrera: "Ziganda es un entrenador al que le gusta mucho dialogar. Las charlas individuales son muy habituales. Me ayudó desde el principio y al día siguiente del primer entrenamiento ya jugué frente al Athletic. No tuve mucho margen, pero poco a poco todo va mejorando. Estoy muy cómodo en el equipo", sentenciaba.