Que sí, que no...y te cae el chaparrón

El portero para, los delanteros marcan, las nubes se levantan; que sí, que no...y te cae el chaparrón. El Real Betis dio este sábado en el Camp Nou una muchísima mejor imagen ante el FC Barcelona de lo que al final del partido reflejó el marcador. No obstante, resulta que en esto del fútbol lo que cuenta es marcar más que el contrario. O, lo que es lo mismo, que el contrario marque menos que tú. Y eso es difícil cuando tu equipo decide adelantar el toque de queda en defensa.

El Real Betis no sólo tiene entrenador. También tiene portero, no digo ya bueno, que eso se verá; aunque sí portero, algo de lo que carecía desde hace aproximadamente temporada y media. E incluso delanteros, delanteros que marcan y generan ocasiones, se entiende; como demostraron Sanabria y Loren. Pero tiene el coronavirus de la defensa metido en el cuerpo y desencadenando unos delicados síntomas que le impiden andar con mayor garbo por LaLiga Santander.

Por mucho que fuera ante uno de los peores FC Barcelona de las últimas temporadas y los primeros 45 minutos sin Messi, meter dos goles en el Camp Nou y disponer de numerosas oportunidades, habiendo jugado además casi toda la segunda parte con uno menos, tiene mucho mérito. Es principalmente mérito de Manuel Pellegrini, quien está logrando que su Betis tenga una identidad de juego clara y se acerque a competir casi con cualquiera.

En la lista de deméritos del preparador chileno se encuentra aún, sin embargo, la incapacidad para dar consistencia en la retaguardia a un equipo que ofrece demasiadas facilidades. Puede que se imponga la teoría de la manta del mítico y fallecido Manel Comas, según la cual si centras tus esfuerzos en la mejora del ataque flaqueas en la parcela defensiva. O puede que con los jugadores que tiene y el juego que quiere tampoco sea fácil lograr ese equilibrio ataque-defensa.

Demasiadas facilidades

Lo cierto es que, aun haciendo muchas cosas bien, el Real Betis se viene del Camp Nou con la cara partía. Básicamente por un hecho incuestionable: no se pueden dar tantas facilidades a un rival que atesora el potencial ofensivo del FC Barcelona. Y, sobre todo, que tiene a Leo Messi, aunque te dé de entrada la facilidad de sacarlo al césped después del descanso.

El genio argentino se pegó el gustazo de dar su primera asistencia de gol de la temporada sin siquiera tocar la pelota. Su gesto, a la altura sólo de los más grandes como Pelé, truncó la igualdad en el marcador que había logrado el bloque de Pellegrini antes del descanso. Luego, otra jugada suya terminó en la expulsión de Mandi y casi dejó sin opciones a un Betis castigado por la inconsistencia atrás.