Fekir llegó a Heliópolis con la vitola de ser un jugador diferencial. Sus cifras y su rendimiento en el Olympique de Lyon le situaban al nivel de pocos jugadores en Europa. No obstante, desde su fichaje por el Real Betis no se había podido ver con regularidad todo su talento sobre el césped. Solía dejar destellos y acciones propias de un superclase como él pero no lograba traducirlo en mejorar notoriamente el rendimiento del equipo.
En las primeras 17 jornadas de LaLiga Santander solo había logrado una asistencia y un tanto. Ahora Fekir parece haberse reencontrado con su mejor versión: suma cuatro asistencias y un gol en los últimos seis partidos del conjunto verdiblanco en la competición liguera tras pasar más de un año sin marcar tras una jugada. Además, su fortaleza física en el choque con los defensas y su capacidad técnica son una auténtica válvula de oxígeno para los suyos, que tienen en el galo un seguro al que pasar el balón cuando la situación se pone complicada. Nabil se ofrece, desequilibra, suelta su zurda con facilidad e incluso presiona.
Su implicación a las órdenes de Manuel Pellegrini ha aumentado exponencialmente. Ya no es el jugador anárquico que habíamos visto en muchos partidos de la temporada y media que lleva en Sevilla. Ahora se ha sumado a la causa y quiere mostrar todo el talento que atesora. Si Nabil sonríe, al Betis le irá mucho mejor.