El Real Betis se ha derrotado a sí mismo, más que al Rayo, y va para arriba como un auténtico ídem después de reconducir un partido que le había puesto en chino en la jornada 10ª de LaLiga Santander. Los tres puntos, sudados por la batalla continua contra su yo torpe, suponen un espaldarazo a su mejoría y un empujón en la carrera por consolidarse definitivamente en la zona noble de la clasificación. Ante una de las revelaciones de la competición, el Rayo Vallecano de Iraola, el cuadro de Pellegrini hizo valer su lado bueno ante el malo, que, no obstante, le tortura y será el único que pueda impedir que siga creciendo.
Desgraciadamente para el Real Betis, los errores individuales se están convirtiendo en una peligrosa rutina, en un lastre demasiado pesado. Si no es uno es el otro y si no, el de la moto. Este domingo el cuadro verdiblanco le dio un giro de tuerca al error nuestro de cada día con un tres en uno. Primero Edgar perdió un balón temerario en la salida de balón desde la defensa, luego Juanmi arriesgó con una ruleta innecesaria al borde del área y, para rizar el rizo, Alex Moreno hizo una cesión suicida al portero, que tenía justo delante suya a Trejo. Tanto dislate prácticamente obligó al Rayo Vallecano a marcar y al partido, a cambiar un signo que hasta entonces reverberaba sólo el eco verdiblanco.
La plácida tarde-noche que parecía haberse echado en Villamarín después de una solvente primera mitad quedó en suspense más por deméritos del Real Betis que por méritos del Rayo Vallecano. En una nueva lección táctica, el Maestro Pellegrini, el técnico más veterano de LaLiga Santander, le estaba dando un curioso repaso al pequeño saltamontes Iraola, el más joven de los ocupantes de los banquillos de la máxima competición de fútbol española.
Poco se vio de ese Rayo incisivo, dominador y certero que se ha convertido, junto al Osasuna de Arrasate, en la revelación de la temporada. El Real Betis dio otro acelerón en su progresión de esta campaña, que está llegando de manera infinitamente más rápida que en la anterior, y pasó por encima de su rival desde el principio. Anuló la capacidad ofensiva del cuadro vallecano, impidiendo que llegara siquiera al área, donde es el equipo que más efectividad muestra en LaLiga Santander. Mostró una aceptable solidez defensiva y encauzó el encuentro con dos derechazos de dos zurdos, Alex Moreno y Juanmi. Dos buenos goles para una buena primera mitad...
...Hasta el descuento. En ese instante, como si no se hubiera podido olvidar de sus años en Vallecas, Álex Moreno metió en el área bética el primer balón casi del partido para el Rayo y ahí los de Iraola no perdonaron. El Betis volvió del descanso como si nada hubiera pasado, dominando al rival y disponiendo de oportunidades para recuperar una mayor ventaja en el marcador. Sin embargo, ésta se difuminó con el segundo gol de los madrileños, que ganaron con la entrada al césped de Isi Palazón y Comesaña.
Del disfrute se pasó al suspense y de éste a la desazón. El grito de los cuarenta y cinco mil béticos apiñados en Villamarín se quedó sordo momentáneamente. Pero, de pronto, Alex Moreno recordó que de su pecho ya no brota un rayo rojo sino trece barras verdes, y le comió la tostada a Balliu para generar un penalti casi de la nada. Willian José le puso el broche a la nueva ventaja desde los once metros y de la desazón en las gradas se volvió al suspense, alegre, eso sí.
De ahí al final, el Rayo se envalentonó con llegadas peligrosas, pero el Betis ya no volvió más a su lado oscuro, al que corta la respiración de los béticos. Se quedó en su perfil bueno, el de un equipo valiente, perseverante, que no baja nunca los brazos y que está empeñado en hacer soñar a los suyos. Porque soñar es gratis. Incluso para los béticos.