Impotentes bajo la lluvia

Impotentes. Como el que lo busca pero jamás tuvo los medios para encontrarlo. El que no pudo pero es que ni siquiera quiso. O al menos así quedó reflejado sobre el césped. Un plantel deslavazado, insulso, errático. Quién lo diría que en la antesala de Halloween el Betis también resucitaría los fantasmas del pasado, los de aquel equipo irreconocible, el que vagaba sin competir, el de la incomparecencia, los errores y la indulgencia. Esta vez el verdugo fue el Atlético (3-0), que ahogó al Betis bajo la intensa lluvia del Metropolitano. Un feudo maldito, terrorífico y amargo para los intereses béticos, donde no ganan a domicilio desde hace más de una década, y que privó al Betis de dar un golpe y decir 'aquí estoy yo'. Lo mejor, que argumentos tiene de sobra el Betis para convertirlo en un simple traspiés...

A toro pasado siempre resulta más fácil señalar, pero la osadía de salir sin sus dos referentes, tanto defensivo (Guido) como ofensivo (Fekir) le pasó factura. Y eso que empezó el Betis valiente, adelantando su línea de presión y buscando propiciar el error del Atlético en campo propio. Se presentó en el Metropolitano con seriedad y valentía, siendo William Carvalho el primero que avisó, con un disparo cruzado que prometía ser la primera de las muchas advertencias béticas.

Sería el frío, quizás la lluvia o lo que impone tener enfrente la mejor plantilla de LaLiga pero esa rebeldía ante el vigente campeón se convirtió en un mero espejismo tras el primer aviso serio del Atlético. En el 10' Griezmann ya advirtió al Betis, con un mano a mano que solventó con pragmatismo Claudio Bravo. Un indicio que trajo consigo la continuación de Correa, que se inventó un disparo que se marchó desviado por muy poco.

Un Betis irreconocible

A partir de ahí se vio un Betis distinto, inusual a lo que tan bien tiene acostumbrado. Sin clarividencia en la medular, la ausencia de Guido apeló a la apertura de aguas de Moisés y abrió en la zona de máquinas un abismo que aprovechó el Atlético para acelerar sus jugadas. Apenas dos toques le bastaban para plantarse en zona de tres cuartos y espolear las dudas de la retaguardia bética.

Esa valentía inicial también se diluyó, con errores en la toma de decisiones y un juego trabado, intermitente, que obligó a Canales a retrasar su posición para entrar en contacto con la pelota. Juanmi desaparecido, Willian José aislado, Rodri sin respiro... El Betis no encontraba la sintonía y permitió al Atlético vivir en campo contrario, donde pocas veces perdona. Lo hizo dos veces y no habría una tercera.

Ese hueco del centro del campo permitió al Atlético plantarse con más asiduidad en campo contrario y con un chispazo de calidad logró adelantarse en el marcador. Fue Yannick Carrasco el que zarandeó a la retaguardia bética, bailando en una baldosa ante un Montoya impasible que no fue capaz de reprimirle. El belga, con un par de dribling, se zafó de su par y sorprendió a Claudio Bravo con un disparo seco pegado al primer palo. Un golpe del que el Betis no se repuso.

Ni 'el plan' funcionó...

Argumentos tenía de sobra el beticismo para aferrarse al 'plan' de Pellegrini, el que poca veces falla. Un clavo ardiendo que esta vez sí quemaba y no apagaba los fuegos, pese a que la lluvia arrecía sobre el cielo de Madrid. Tras el paso por vestuarios el guion no cambió un ápice y el rival golpeó, otra vez, primero, pero el VAR anuló el gol a Giménez por posición antirreglamentaria.

Pellegrini detectó la incapacidad ofensiva del Betis y trató de explotar sus cualidades otorgándole explosividad y profundidad por las bandas con la entrada de Tello y Ruibal. Una 'tirita' incapaz de subsanar una herida que ya era demasiado profunda. Aun así trató de rebelarse el equipo, dando un paso adelante y buscando los errores del Atlético en campo propio. Así llegó la primera, y prácticamente única, ocasión clara del Betis, con un cabezazo de Willian José (53') insuficiente para inquietar a Oblak, aunque el cuero se marchó paladeando el larguero.

Una reacción insuficiente y exprés. Lejos de reaccionar, fue el Betis quien se tiró piedras en su propio tejado. En el 65', y tras un mano a mano de Luis Suárez que Bravo solventó despejando a córner, llegó el segundo. Pezzella se pasó de frenada en el saque de esquina botado por Griezmann y remató hacia su propia portería, haciéndolo imposible para el guardameta chileno. Quién quiere enemigos...

Esa losa fue insalvable para el Betis, que se ahogó en el farragoso césped del Metropolitano. El Atlético, sin querer hacer demasiado daño, zarandeó a un equipo a merced suya que vagaba impotente sin oler la pelota. Por si fuera poco, Joao Félix ahondaría en la brecha anotando el tercero tras aprovechar un pase filtrado que le permitió plantarse solo ante Claudio Bravo.

Sí, el Betis sigue siendo el equipo de Europa que menos ha perdido en 2021. Es digno de admirar. Sí, este plantel ha demostrado tener argumentos de sobra como para convertir una derrota en una oportunidad para seguir creciendo. Y sí, Pellegrini se ha ganado la confianza como para creer en este Betis, aunque el plantel prometía darle guerra al vigente campeón y quizás perdió la oportunidad de dar un paso adelante, se llevó una dosis de realidad. O no...