El Real Betis llegaba al estadio Benito Villamarín para disputar el derbi ante el Sevilla en medio de una gran expectación y el calor de sus aficionados que le esperaban en los aledaños del estadio. En los metros finales, antes de la zona acordonada por la policía, la humareda de la bengalas hizo crear un ambiente muy especial.
Durante unos segundos prácticamente no se veía el autobús del Betis hasta que emergió desde la bruma. Todo mientras los aficionados jaleaban y entonaban los cánticos propios del equipo verdiblanco en la previa del derbi. Después de casi dos años de partidos de la máxima rivalidad sin aficionados, vuelve el colorido a los duelos hispalenses.