Deseo, plan y talento

Lo deseó con fuerzas, buscó argumentos futbolísticos y se puso manos a la obra. Así de fácil, o difícil, fue la receta que el Betis empleó para ganar el derbi más extraño de los últimos, el que se jugaba en una eliminatoria a un solo partido pero que acabó teniendo dos capítulos inesperados. Los verdiblancos salieron victoriosos y miran con optimismo a su camino en la Copa del Rey.

Lo sucedido hace tan solo unos meses en LaLiga había dejado una espinita clavada en el Betis. No compitió, no dio la versión que acostumbra esta temporada y mucho se habló de la falta de valentía, de deseo. Probablemente eso, y los últimos resultados contra el Sevilla, generaron los cimientos de esta victoria. Una catarsis desde el deseo y la determinación.

Luego viene el plan. Eso es asunto del Ingeniero. El hombre muchas veces invisible, que apenas hace ruido pero que ha armado un equipo con un sello inconfundible. También fue así en el derbi y la mano de Pellegrini se evidenció en la manera en la que jugó los dos capítulos de este derbi. Un Betis que fue protagonista y que juntó talento bajo un plan para complacer el deseo. Poco se desvió de las muchas virtudes que atesora el equipo, fiel esta vez a sí mismo.

La tercera pata de esta receta es imprescindible también, el talento. Por mucha determinación, por mucho plan, sin mimbres el Betis no hubiera conquistado la victoria. Aparecieron los dos magos verdiblancos, las dos zurdas de oro, para marcar dos goles llenos de calidad en momentos determinantes. El de Fekir, gol olímpico, y el de Canales, con un gran control tras un extraordinario pase de William Carvalho. También talento del portugués.

Conviene reparar en Canales con detenimiento porque aunó deseo, plan y talento. El cántabro, excelente profesional, se alejó unos días de su familia ante un contagio cercano y se concienció para el derbi en solitario. Sacrificio con premio para ser el hombre que acabó por determinar la victoria del Betis con el segundo tanto de los de Pellegrini.

Atrás queda una semana intensa, un incidente inesperado y denunciable, pero el fútbol debe primar por encima de todo. Ahí, sobre el terreno de juego, el Betis acabó haciendo feliz a los suyos. Porque lo deseó, porque tuvo un plan y porque disfrutó de dos magos para desequilibrar. Licencia para soñar con la Copa del Rey.