Los ciento cinco metros de la banda izquierda del Benito Villamarín son el ecosistema en el que ha alcanzado su madurez futbolística el lateral zurdo Álex Moreno, una de las claves del equipo del chileno Manuel Pellegrini que, en plena sazón, ha acallado voces una a una y logrado el mejor de sus rendimientos desde que llegó al Betis en 2019 procedente del Rayo Vallecano.
Alexandre Moreno Lopera, Álex Moreno en los carteles, desplegó este domingo frente el Mallorca (2-1), ante el que marcó el gol que abrió la lata y dio un tiro en el poste de la portería defendida por Sergio Rico, el amplio catálogo de virtudes que han hecho del lateral catalán uno de los jugadores fundamentales del Betis, con el que esta temporada ha jugado 32 partidos en los que ha anotado cuatro tantos, todos en Liga.
'Superlativo', es el calificativo que el Betis da en sus medios a su jugador, del que LaLiga destaca que es "un lateral con mucho olfato", al ser el más goleador junto a Pau Torres, del Villarreal, y el osasunista David García, cuatro goles que igualan a los logrados por el croata Robert Jarni, un primor en la banda izquierda bética, en la 1997-1998.
No es sólo subir y bajar, que también, es jugar de memoria y casi sin mirar, como en el pase milimétrico que le puso ante los mallorquinistas Sergio Canales, sabedor como el resto del once de Pellegrini de que, por allí, por la izquierda, está subiendo todo el partido Álex Moreno, estajanovista.
La mejor versión del zaguero-extremo de San Sadurní de Noya no ha sido flor de un día, ya que desde que llegó desde el Rayo le acompañaron algunas dudas sobre su juego defensivo y su irregularidad, disipadas de la mano del técnico de Santiago, quien tiene en Moreno a un percutor, a un martillo pilón en su banda izquierda.
Se le achacaba en su primer año en el Villamarín que salía 'retratado' en algunos goles, que las fotos evidenciaban despistes atrás y, paulatinamente, ello ha dejado de suceder en paralelo a las fotografías cada vez más frecuentes en los tantos que suben al marcador a favor del Betis, bien propios, bien a pases suyos.
Un banda entera es muy larga para subirla una vez, larguísima para subirla y bajarla, y titánica en el esfuerzo cuando lo que se hace es estar más de noventa minutos percutiendo y con oxígeno bombeando al cerebro para llegar de cabeza a un pase de Canales, pegarle al poste, ponérsela a uno que viste como él o tapar y quitársela a quien lleva otra camiseta.
"Echaba de menos sus pases", dijo en referencia a los de Sergio Canales el lateral bético, contento en lo personal y en lo colectivo, "muy motivado" y, quién se lo iba a decir en sus horas menos buenas, con la razonable aspiración de ser seleccionado por Luis Enrique Martínez: "Ojalá pueda llegar la llamada de la selección", dijo.
Una banda con nombre propio en verdiblanco, el de Rafael Gordillo, ha vuelto a tener dueño a base de despliegue físico, mayor disciplina táctica, regularidad y confianza que han hecho que el lateral bético sea, junto a nombres de mayor relumbrón como Nabil Fekir o Sergi Canales, uno de los jugadores fundamentales del Betis.
Autor, además de sus cuatro goles, cifra nada desdeñable en un defensa, de otros tantos pases que acabaron en las redes contrarias, Álex Moreno se ha afianzado como fijo en la defensa de laterales de largo recorrido que pone en liza el técnico chileno y en la que se ha impuesto por su rendimiento al internacional sub-21 Juan Miranda.
El rendimiento de Álex Moreno, de 28 años, ha hecho que el Betis se haya garantizado el concurso de este lateral en plena sazón futbolística hasta 2025 en la política de renovaciones de los pesos pesados del plantel, desde el propio Manuel Pellegrini a Nabil Fekir, Borja Iglesias, Sergio Canales y Rodrigo Sánchez 'Rodri', hasta el momento.
Álex Moreno comenzó su carrera futbolística en el Vilafranca, desde donde fue reclutado por la cantera del Barcelona para incorporarse a su primer equipo juvenil; y posteriormente firmó por el Llagostera, donde sus buenas actuaciones llamaron la atención del Mallorca, que lo fichó a la temporada siguiente.
En julio de 2014, el nuevo jugador verdiblanco se incorporó a las filas del Rayo Vallecano, donde permaneció hasta 2019 a excepción de la temporada 2015-2016, que la pasó cedido en el Elche.