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Pellegrini y Coudet firman tablas de ladrillo

Expandir v
Periodista especializado en fútbol y baloncesto.

Se hubiera esperado cualquier otra cosa de un partido entre dos equipos dirigidos por Manuel Pellegrini y Eduardo Coudet, padre e hijo deportivos de una filosofía que apuesta siempre por el buen fútbol. No obstante, ambos firmaron unas tablas de ladrillo, porque eso fue el encuentro de la jornada 29 de LaLiga Santander: un señor y soberano ladrillo. El Real Betis sumó ante el Celta de Vigo un punto que lo mantiene vivo en la lucha por los puestos de UEFA Champions League y que le da un respiro tras lo que lleva acumulado esta temporada y lo que le queda por delante.

Gane, pierda o empate, la vida es dura para el Real Betis sin Fekir. Su ausencia la notó un equipo que desde el inicio se vio sometido en el juego por el Celta de Vigo. Con muchas imprecisiones en mediocampo y Canales más renqueante de su dolencia, los de Pellegrini se vieron a merced de un rival al que también le cuesta defender y prefiere hacerlo con la pelota. Sin el faro Fekir todo resulta más complicado y ni William Carvalho, ni Guido Rodríguez ni Paul lograron dar la fluidez habitual al juego.

Los locales sí encontraron algo más de claridad en ese sentido, si bien su dominio fatuo tenía menos peligro que una bronca de Peppa Pig. Los inevitables errores individuales, casi ya una seña de identidad de este Betis también, tuvieron muy poca incidencia esta vez porque es verdad que mostró una mayor consistencia general en el posicionamiento defensivo y por un hecho que viene confirmándose en las últimas semanas: Bartra está recuperando su mejor nivel. Apenas dejó que Iago Aspas ingeniara diabluras y tuvo tiempo para barrer las dudas de sus compañeros en la zaga.

Borja Iglesias intenta un taconazo ante Aidoo (Foto: EFE).

Mucha ojana y fuegos artificales sin pólvora

Al Real Betis se le notó también cansado, lo cual es comprensible teniendo en cuenta el ritmo de partidos que lleva esta temporada. Resguardado en su campo, casi no sufrió. Así es difícil perder, por cuanto el Celta de Vigo casi no tuvo oportunidades. Pero también complicado ganar, contando si acaso con un tiro lejano de Juanmi como bagaje ofensivo reseñable. Mucha ojana y fuegos artificiales sin pólvora de ambos equipos para conformar un verdadero coñazo de primera parte.

Pareciera que Pellegrini y Coudet no estuvieran en los dos banquillos de Balaídos. Pese a tener al frente a esos dos amantes del buen fútbol, el partido adolecía de la misma falta de creatividad que el cartel de toros de la Maestranza de Sevilla. Ni celeste ni verde, sino todo lo contrario. Aun así, a falta de Fekir, bien está un Canales. Y de los pies del cántabro nació la mejor oportunidad del partido: un pase en profundidad suyo de los de tener ojos en la nuca, lo convirtió Miranda en centro franco de gol, aunque Juanmi falló lo que esta temporada nunca fallaba. Luego, el mismo Canales la tuvo en un disparo que atajó bien Dituro. Mientras tanto, del laco local Aspas le buscaba las costuras a Pezzella, sin darse cuenta de que al final siempre aparecía el mariscal Bartra.

El insobornable compromiso de Canales con el Betis

Ni dedo destrozado ni gaitas. El compromiso de Canales con el Real Betis es insobornable y el rubio centrocampista dijo "echádmela a mí". Sin que el partido pasara a ser para guardar en las videotecas, tuvo más ida y vuelta, y empezó a mostrar algo de peligro en las áreas. El del Betis, por la izquierda, con Canales viendo el amplísimo recorrido en banda de Miranda: el del Celta de Vigo, por la derecha, por donde casi llegó todo su fútbol en el partido.

William Carvalho, ante Fran Beltrán en el Celta-Betis (Foto: EFE).

De hecho, por ahí llegó la gran oportunidad local, con un cabezazo de Hugo Mallo que, tras la prolongación de Galhardo, se paseó por la meta de Claudio Bravo. Pellegrini quizá tardó un poco en los cambios y éstos, además, no lograron revitalizar a un Betis de vuelta a la espesura tras la salida del campo de Canales. Demasiado aguantó el cántabro con el dedo del pie hecho polvo desde el inicio del encuentro.

Llegado ese punto, el Celta parecía ya el único interesado en desequilibrar la balanza, aunque Claudio Bravo se mostró seguro ante los tenues envites gallegos. El Betis bastante tenía ya con haberse sobrepuesto a las bajas, la dolorosa eliminación en la UEFA Europa League y el desgaste de una temporada modélica hasta el momento. Y así, sin gloria pero sin pena también, el cuadro verdiblanco sumó un punto. No perdió y eso ya está bien viendo cómo se desarrolló el choque, un truño en toda regla.

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