Cuando Joaquín Sánchez cierre la próxima temporada en junio de 2023, tendrá exactamente 41 años y 315 días. Si disputa algún minuto en el tramo final del próximo curso, superará a Nino, Cifuentes, Valerón, Carboni y Ricardo para colocarse en la segunda posición de los jugadores más veteranos de la historia de la Liga en jugar un partido.
Entonces, sólo un hombre estará por delante: el técnico británico Harry Lowe, que con 48 años y 226 días, un 24 de marzo de 1935, participó en los noventa minutos de un Valencia-Donostia para dejar el listón tan elevado que nadie podrá superarle jamás. Ni siquiera Joaquín, que por culpa de una acción inimaginable hoy día en el mundo del fútbol se quedará sin un registro inalcanzable.
El anuncio que todos los aficionados del Real Betis esperaban tras ganar la Copa del Rey al Valencia invitaba a volver la vista casi un siglo atrás. Joaquín, en medio de las celebraciones por el título, confirmó que alargaría su carrera un año más e inevitablemente se desempolvó la historia de un entrenador que un día tuvo que calzarse las botas de forma inesperada para volver a jugar al fútbol.
Seguramente, aquel lejano 24 de marzo de 1935, nadie imaginó que Harry Lowe iba a conseguir un registro insuperable casi un siglo después tras disputar todos los minutos del Valencia-Donostia correspondiente a la decimoséptima jornada de Liga.
El técnico del Donostia, nombre que adquirió la Real Sociedad durante la Segunda República española, tuvo que rememorar sus viejos tiempos de delantero para completar la alineación de su equipo, con un hombre menos por una enfermedad que aquejó a uno de sus jugadores.
En el fútbol primigenio en España, muchos clubes no tenían el presupuesto necesario para acometer viajes largos con más de once jugadores. Ese fue el caso del Donostia, que se trasladó a Valencia con el número de futbolistas justos más su entrenador. Y, ante la opción de disputar el duelo con un hombre menos, Lowe prefirió saltar al césped de Mestalla antes que jugar con diez.
Pero, ¿quién era Harry Lowe? No hay muchos datos biográficos del entrenador del Donostia. Sí hay estadísticas procedentes de la Liga inglesa y de la Liga española. Éstas sólo desvelan números y nombres de clubes. Y, antes de su llegada a San Sebastián, fue jugador del Northwich Victoria, del Brighton, del Tottenham (1914-1926), del Fulham y del Beckenham, donde terminó su carrera.
Una vez retirado, se hizo cargo del Donostia desde la temporada 1931/32. Dirigió en total 76 partidos con 25 victorias, 8 empates y 43 derrotas. En una competición con doce equipos, fue octavo en su primer curso; sexto en el segundo; quinto en el tercero; y undécimo con el primer descenso de la historia de la Real Sociedad en el último.
Después de su aventura en el Donostia se hizo cargo del Español en la temporada previa a la Guerra Civil Española. Sin embargo, sólo aguantó tres partidos. Se marchó a Inglaterra por motivos familiares y le sustituyó Patricio Caicedo. En 'El Mundo Deportivo' de la época, describieron su salida de un modo, como mínimo, curioso:
"Mientras se jugaba el Español-Osasuna, dos 'rases' del fútbol catalán conversaban de forma animada de un tema de actualidad en un discreto rinconcito de la tribuna central. Nosotros, más discretos todavía, fuimos captando las ondas confidenciales y por demás interesantes con los fines que es de suponer. Vean la conversación reservada casi taquigrafiada:
- ¿Se fue Lowe?
- Se fue y temen que no vuelva
- Entonces ya tenemos a Caicedo en la puerta".
El reportero afinó bien su oído. Un par de días después, se anunció la llegada de Caicedo al club 'periquito'. De Lowe no se supo nada más. Sólo que falleció el 15 de julio de 1967 en Camden Town (Inglaterra) a los 80 años. Hay un agujero sobre su vida posterior a su marcha de España.
Pero del partido por el que ha entrado en los libros de historia sí que hay datos. Existe una escueta crónica en 'El Mundo Deportivo' que narra algunos detalles de un duelo que dejó tocado al Donostia, que en esos momentos peleaba por no perder la categoría y se llevó un buen varapalo en Mestalla.
Perdió 7-1, con Lowe en la delantera durante los noventa minutos. Sin embargo, uno de los pocos momentos de lucidez del conjunto donostiarra lo aportó el entrenador británico y uno sus jugadores. Así narró 'El Mundo Deportivo' la única acción positiva del Donostia, que cuando marcó el gol del honor, ya perdía 6-0.
"El Valencia se conforma con el tanto y el Donostia se aprovecha de ello haciendo algunas incursiones en la puerta valenciana. Y en una de ellas, a los 33 minutos, Mr. Lowe sirve a Olivares, que tira colocado, pero muy flojo y Cano interviene tarde dejando entrar el balón".
Lowe tuvo que conformarse con aquella asistencia y con el acierto de Manuel Olivares. Antes, por el Valencia marcaron Domingo Torredeflot, José Richart, José Vilanova, Carlos Iturraspe, Severiano Goiburu y Nemesio Arana en propia meta. El tanto de Goiburu, "una soberbia vaselina", mereció los pañuelos del público de Mestalla. Después, cerraría la cuenta Vilanova, que firmó un doblete que no contentó al cronista.
"Pese al fuerte tanteo, que aún pudo ser mayor de habérselo propuesto, el Valencia ha tenido una actuación muy discreta, siendo su mejor cualidad la facilidad de remate en sus delanteros. Han destacado", escribió.
Esa "actuación discreta" dejó siete goles en contra al Donostia, la cuarta goleada más abultada de su historia tras un 8-0 ante el Espanyol en 1942, un 9-1 contra el Real Madrid en 1967 y un 7-0 frente al Athletic esa misma temporada. Harry Lowe se marchó del Donostia por la puerta de atrás, con un descenso bajo el brazo después de firmar otras tres temporadas ilusionantes.
Lowe no pasó a los libros de historia por haber ganado títulos en España. Pasó a la historia por noventa minutos en los que volvió a ponerse unas botas de fútbol a los 48 años y 226 días. Joaquín jamás superará eso. Un futbolista enfermo y un entrenador atrevido dejarán al futbolista del Betis sin un récord sólo al alcance de los elegidos.