El primer derbi sevillano de la temporada se saldó con un punto para cada equipo (1-1) que le sirve a los béticos para seguir cuartos y a los nervionenses para salir de la zona de descenso, con poco fútbol, tres expulsiones y mucha polémica, tanto dentro del terreno de juego -algo habitual- como fuera, con denuncias cruzadas entre ambos clubes que recuerdan los altos niveles de crispación de otras épocas.
El derbi de máxima rivalidad entre los equipos sevillanos es uno de los más calientes y viscerales del planeta. Involucra a toda una ciudad con una identidad marcada por la dualidad, con familias entreveradas por la pasión de unos por el verde y el blanco, y de otros por el blanco y el rojo. Dos sentimientos irreconciliables, eternos, y que en esta ocasión ha dejado descontentas a ambas partes.
El sabor agridulce de un 1-1 tras un partido accidentado, algo que no es nuevo, pues se ha dado en muchos de estos duelos a lo largo de la historia, es lo único que comparten este lunes de posderbi béticos y sevillistas, cada uno con sus razones, con su visión de las jugadas y planteamientos, con su interpretación de cada una de las tres expulsiones: la del argentino Montiel, por el Sevilla; y las del francés Fekir y Borja Iglesias, por el Betis.
Sin embargo, este simple empate en el Benito Villamarín, un punto para cada uno, no hay más, parece haber abierto la espita de la crispación, una vez más, entre ambas entidades, en especial por presuntos agravios que sienten unos y otros, por actitudes, gestos, supuestos hechos indecorosos o reacciones inadecuadas.
La polémica apareció pronto, pero en el césped y por las decisiones del árbitro murciano José María Sánchez Martínez, pues antes de las tres rojas que mostró, primero al sevillista Montiel y luego a Fekir y Borja Iglesias, había solventado esas acciones con amarilla.
En todas ellas fue avisado desde la Sala VOR por el castellanoleonés José Luis González González y cambió su decisión inicial para decretar las expulsiones de esos tres protagonistas. Primero, el Sevilla se quedó con diez, hasta que se igualaron las fuerzas con la roja a Fekir y de nuevo se desnivelaron con el pisotón de Borja Iglesias al medio sevillista Joan Jordán.
Pero la tensión del derbi, que se alarga en el tiempo hasta que no llega el siguiente, no cesó con el final de un partido al que el Betis llegó crecido, cuarto en la tabla de LaLiga y que consolidó su puesto de 'Champions', frente a un Sevilla inmerso en una crisis que le acompaña desde el inicio de 2022, a pesar de que aguantara el pasado curso y lograra meterse de nuevo en una Liga de Campeones de la que quedó eliminado, pasando a la Liga Europa.
La mayor polémica, que ha dejado secuelas y puede que un desencuentro grande entre ambos clubes sevillanos, más propio de etapas que datan de la década de los 90 del pasado siglo o de los comienzos de éste, llegó después, cuando el director deportivo del Sevilla, Ramón Rodríguez 'Monchi', saludó con golpes de pecho desde el césped al medio millar de aficionados del equipo de Nervión que estuvieron en el Villamarín.
Esto fue nada más acabar el derbi y es algo habitual en Monchi, aunque, a diferencia de otras veces, en este caso la mayoría del público estaba aún en las gradas y los futbolistas y técnicos aún no se habían marchado a los vestuarios, lo que degeneró en un conato de enfrentamiento con integrantes del banquillo verdiblanco.
No quedó ahí la cosa, pues el director deportivo del Sevilla se vio involucrado presuntamente en una trifulca con algún jugador del Betis en el túnel de vestuarios, un hecho que el árbitro recogió en el acta sin dar nombres ni poder señalar a los supuestos participantes, pues cuando él y sus compañeros salieron de su camerino ya había terminado y el responsable de seguridad del partido no pudo identificarles quiénes estaban involucrados.
Antes, el clima de crispación también se hizo patente cuando desde el Gol Sur del estadio bético se desplegó un tifo que se mofaba de lo ocurrido en el anterior derbi de la Copa del Rey, jugado el pasado el 15 de enero y que se suspendió el sábado, tras ser golpeado Jordán en la cabeza con una barra de PVC lanzada desde la grada, y se reanudó al día siguiente.
Con la inscripción "Escape Room Benito Villamarín", esa gran pancarta representó a un jugador del Sevilla, supuestamente Jordán, llorando en el vestuario al lado de una figura de Pinocho, en alusión a la supuesta simulación de una lesión de la que se le acusó tras recibir dicha agresión; un jugador bético de brazos cruzados y en actitud expectante; y una persona de espalda con calva, presuntamente Monchi, junto a la palabra "Exit".
El Sevilla anunció este lunes que denunciará ante la Comisión Estatal contra la Violencia, el Racismo, la Xenofobia y la Intolerancia en el Deporte ese tifo exhibido momentos antes del comienzo del derbi.
"El tifo es inadmisible porque no sólo incita a la violencia, sino que hace apología de la misma", aseguró en un comunicado el club sevillista, al frivolizar, según afirma, "con los graves hechos acontecidos en el anterior derbi disputado en dicho estadio en el partido copero entre ambos equipos celebrado el pasado 15 de enero".
En medio de esta escalada de crispación y desencuentro entre ambos clubes que recuerda a los enfrentamientos más duros de otras épocas, el presidente del Betis, Ángel Haro, ha comunicado al del Sevilla, José Castro, que su director deportivo Monchi no volverá a ser invitado al palco del Benito Villamarín por su actitud durante el partido de este domingo.
Fuentes del Betis informaron a EFE de que esta decisión se produce después de los incidentes que supuestamente protagonizó Monchi con aficionados béticos vecinos al palco y por los presuntos insultos que les profirió tanto a ellos como a ocupantes de la zona de honor del Villamarín y empleados del club, siempre según esta versión de la entidad verdiblanca, sin que haya trascendido, por el momento, la de la parte sevillista.
El caso es que, tras el "derbi del palo" y este último saldado con un 1-1 que no ha contentado a nadie, parece avivarse de nuevo el distanciamiento, cuando no la disputa, entre los clubes de los barrios sevillanos de Heliópolis y Nervión. Así es la vida; quizás la razón de ser de ambos, pero, eso sí, nada nuevo bajo el sol.
Marianico el corto, pena damos estando en Champions y en octavos de EL? Juasssssjuasjuas, pena gorda vosotros en descenso, y ahora la Real os va a meter los cinco que el árbitro no nos dejó meteros jojojojojo
Ahora otros 8 al Valencia jjajjaj criaturitas que pena dan