El sueño europeo requerirá un milagro en Villamarín

El sueño europeo del Real Betis requerirá un milagro en Villamarín el próximo jueves, después de la goleada sufrida ante el Manchester United (4-1) en la ida de los octavos de final de la UEFA Europa League. Quizá la goleada resulte un excesivo castigo, pero lo cierto es que los de Pellegrini naufragaron en la segunda parte después de haberlo hecho francamente bien en la primera. Los errores propios, como casi siempre, envalentonaron a un Manchester que parecía estar controlado.

Hizo algo muy difícil el Betis: frenar de inicio y durante toda la primera mitad a un potente enemigo herido por el desastre ante el Liverpool en la Premier. Y cuando mejor lo tenía para volverse a Sevilla con un resultado ilusionante, se descuajaringó, perdiendo su identidad y recibiendo un castigo duro que pone la eliminatoria muy muy complicada. Ahora bien, este equipo es capaz de lo mejor y, de hecho, con Pellegrini suele dar siempre esa medida. Con su público, todo es posible, aunque para ello habrá que olvidar cuarenta y cinco minutos de pesadilla en el Teatro de los Sueños.

En su discurso de despedida del fútbol profesional, Bobby Charlton, la leyenda del Manchester United, bautizó el Teatro de los Sueños: "Todos los niños del Manchester sueñan con triunfar en este teatro". También millones de niños más y los aficionados de cualquier equipo. Manuel Pellegrini ha conseguido que los béticos alimenten el suyo, aunque la realidad de Old Trafford lo despertó, no se sabe si momentáneamente o ya hasta la próxima temporada. El Plan del Ingeniero sigue siendo que sueñen, pero para hacerlo en esta Europa League tendrá que mediar una hazaña en Heliópolis.

El anhelo del que se había visto privada la afición del Betis durante algunos años ha vuelto y se vivió plenamente en la primera mitad. La segunda, por contra, resultó una pesadilla. A pesar de todo, el incontrovertible milagro que está gestando, partido a partido, el técnico chileno tiene el reto de hacerse también realidad en la vuelta, porque sólo eso puede reavivar este sueño continental.

Arriesgado, valiente y sin tapujos

Esa ambición y esa tranquilidad que ha tatuado en el espíritu de su Betis se vieron desde el pitido inicial en Old Trafford y, cada una en su sitio, sustentaron a un equipo que rayó a su mejor altura. De nuevo sin Fekir y sin Canales. ¿Y qué? La ambición le hizo plantear otra vez un partido arriesgado, valiente y sin tapujos. La tranquilidad le permitió superar el bache delicado del gol de Rashford y seguir mirando a la carita al Manchester United.

La presión del Betis no fue ya alta, sino altísima. Dividida para generar dudas en la defensa del rival. Y pronto surtió efecto. Pese al meneo del Liverpool del pasado sábado, los locales ni por asomo salieron avasallando al Betis, que se apostó presto a aprovechar el fallo. De hecho, en el minuto 5 Juanmi y Joaquín pudieron sacar tajada del fallo de De Gea tras el marroncito que le regaló Dalot. No lo lograron y la contra de los ingleses acabó 30 segundos después en el gol de Rashford.

El problema estaba en la izquierda

Ahí, cuando las pintan calvas como Ten Hag sin el gorrito de lana, es cuando el futbolista más mira al banquillo esperando inspiración. Y ahí, en el banquillo de Old Trafford, estaba erguido un señor de Santiago de Chile más tranquilo que un jubilado viendo una obra. Por eso el Betis no sufrió demasiado. El mayor problema estaba en la izquierda, donde Abner, que aún anda el muchacho enterándose de por dónde van los tiros de la élite, tenía que lidiar con el talentosos Antony y las caídas a banda de Bruno Fernandes.

El portugués y Casemiro se adueñaron temporalmente del centro del campo, buscando a un Weghorst siempre afilado al borde del fuera de juego. El peligro real del Manchester llegó más por errores verdiblancos que por acierto propio. Pese a la inseguridad que sigue transmitiendo Claudio Bravo, el Betis no tardó en recuperar el contacto con el balón, asociándose conforme William Carvalho se fue entonando y buscando a Joaquín. Siempre que el portuense aparecía pasaban cosas buenas. Y un centro suyo habilitó a Juanmi para que su buena acción la culminara Ayoze con un latigazo de crack.

El talento de Antony cambió el partido

Con la presión arriba liando cada vez más al Manchester, el cuadro bético logró asentarse más aún y la tuvo Ayoze en otro nuevo lío de Dalot y De Gea. El descanso casi le vino mal, porque su dominio amenazaba con hacer pupa. Y se confirmó a la vuelta de vestuarios. El Betis siguió a lo suyo, pero el Manchester acertó a encontrar el talento de Antony con un golazo a los seis minutos después. No se descompuso el bloque de Pellegrini, aunque otros seis minutos más tarde un fallo defensivo en un córner trajo el tercero de Bruno Fernandes, a quien le faltó saludar al cabecear solo a puerta.

El Betis, ahora sí, quedaba tocado. Otros seis minutos después, Antony pudo hacer del sueño pesadilla, porque Abner ni lo intuye. Era el peor momento de un conjunto bético que parecía superado por el sueño. Pellegrini trató de dar aire y refrescar ideas con la salida de Canales, Aitor Ruibal, Borja Iglesias y Guardado. No obstante, ahí salió el mejor Manchester, con Antony sacando lo mejor de su zurda privilegiada y Bruno Fernandes cogiendo la manija del partido. Pudo llegar un gol más, porque sin la pelota el Betis sufre y no le gusta nada correr detrás de ella.

Se defendió como pudo el cuadro de Pellegrini, más con orgullo que orden y con más nerviosismo que aplomo. La pesadilla sobrevoló Old Trafford para los muchos aficionados béticos que lo poblaban. Antony volvió a poder hacerla realidad, pero Claudio Bravo hizo una parada que pudo salvar la eliminatoria. El Betis había traspapelado su espíritu, superado en todos los aspectos del juego. Apagada su ambición, renqueante su tranquilidad, por momentos estuvo a merced del Manchester United.

Tanto va el Manchester a la fuente, que el cántaro del sueño se resquebraja. Y el de los béticos quedó despedazado en el minuto 82, cuando Weghorst puso el cuarto, merecido por los méritos locales en la segunda parte. Para que siga habiendo sueño hará falta el milagro. Pero precisamente los milagros no son sino sueños que se cumplen. Y Pellegrini, al menos, sigue teniendo un plan.