Joaquín Sánchez disfrutó de una noche mágica. El capitán se despidió del fútbol ante los casi 60.000 aficionados del Real Betis que vivieron in situ un espectáculo sin parangón. Una noche especial en la que el portuense se fue en el minuto 17 de la segunda parte coreado con el ‘Joaqui, Joaqui’ y suplido por el 18, el mexicano Andrés Guardado, como capitán bético mientras el futbolista era abrazado en el túnel de vestuarios por su mujer y sus hijas entre lágrimas que no han dejado de aflorarle desde el domingo: “se acabó”, decía mientras se quitaba las botas en el vestuario en el que rumió el alcance.
Ya en zona mixta, el capitán desgranó el esfuerzo que ha supuesto organizar algo de este calibre: "Se ha hecho con mucho cariño, el protocolo del club intentando cuidar todo... Tantas leyendas, tanta gente, tantos compañeros... No ha sido fácil. La noche ha sido inolvidable. Creo que los béticos se lo han pasado en grande y no puedo pedir más. Estoy feliz porque quería que todos se lo pasasen bien y eso es lo más importante".
Joaquín alucinó con el recibimiento: "Esto era la boda esa de los 25 años. Era una barbaridad. Estos últimos días la gente ya me pedía entradas y... como no las pinte... Con sus pequeñas cositas, porque son muchos, pero feliz porque no ha podido salir mejor. Para mí lo más importante es que los béticos fuesen felices".
Joaquín: "Mi mujer me veía y decía... este hombre se está quedando tonto"
El capitán también contaba, entre bromas, qué le dijo su familia en los días previos: "No sé si llorarás. Llevo una semana llorando por todos lados. Mi mujer me ve con las lágrimas saltadas y dice este hombre se está quedando tonto. Ya no puedo llorar más. ¿Sabes qué pasa? He intentado que el final fuese tan bonito o especial que eso me ha hecho estar un poco más sensible".
Y por último, Joaquín intentaba explicar qué habría supuesto para él compartir vestuario con Gordillo: "No sabría explicar qué es tener de compañeros a todos ellos. Es un cañón. Es un fenómeno como Rafael Gordillo. He tenido la suerte de conocerlo muchos años, de compartir muchas historias y joder... Volver estar a su lado y trabajar con él. Voy a intentar disfrutarlo. A don Rafael Gordillo hay que quererlo sí o sí"