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El Betis sufre una norma que el fútbol debería revisar: el Chimy Ávila tenía razón

Lo Celso es expulsado por su entrada a Samu Costa aunque el VAR rectifica la roja. (Kiko Hurtado)

No es la primera vez que lo vemos y esta vez le ha tocado sufrirlo al Betis. El árbitro toma una decisión drástica, de esas que cambian un partido (penaltis, rojas…). Un futbolista le protesta y acaba viendo la amarilla. Y acto seguido el VAR revisa, desdice al colegiado y acaba dando la razón al jugador amonestado que protestaba. ¿Qué hacemos con esa amarilla cuando el futbolista llevaba razón en su protesta? Le ha pasado al Chimy Ávila en el encuentro que ha enfrentado al Betis y al Mallorca en el cierre de la jornada 7 de LaLiga.

La jugada no deja lugar a dudas. Lo Celso va fuerte, tal vez demasiado, pero toca balón antes que rival y en la inercia impacta ligeramente con la bota en el jugador del Mallorca y lo derriba con el cuerpo. El golpe es duro, pero no deja de ser uno más de este maravilloso invento que llaman deporte de contacto. Falta. ¿Amarilla? Puede ser, la entrada es por abajo y con fuerza. Nada más. El árbitro Víctor García Verdura, sin embargo, ve otra cosa. A su error de apreciación ayuda el vuelo acrobático de Samu Costa, que al sentir el contacto exagera la caída. Tarjeta roja.

Doble sanción al Betis: De la roja que no es a la protesta del Chimy Ávila

El propio infractor mira al banquillo y, convencido de su inocencia, hace gestos ostentosos de que no es expulsión. Sabe el bueno de Lo Celso que su entrada no es de roja y está tranquilo. Menos que su compañero el Chimy Ávila que protesta la jugada delante del árbitro. Éste le amonesta con amarilla y tiene que aparecer Bellerín en escena para que la cosa no vaya a más. Y mientras todo esto transcurre le ha dado tiempo al VAR a revisar las imágenes y descrubrir que, efectivamente, Lo Celso tiene motivos para su actitud confiada. No es roja. No hay juego violento, ni tacos por delante. El colegiado revisa la jugada y compra el consejo de sus colegas de vídeo. Retira la roja a Lo Celso, lo deja en amarilla (la entrada es fuerte), y a jugar. Pero, ¿qué pasa con la tarjeta del Chimy Ávila? Ahí se queda.

Esta fue la revisión del VAR.

Nos han dicho los protagonistas de esto, los futbolistas, que en este deporte es prácticamente imposible contener el calentón cuando las revoluciones están a cien. Nos han dicho que se juegan mucho, que decisiones como una roja o un penalti definen partidos, que juegan con decenas de miles de hinchas gritando a la vez. Nos han dicho que es un deporte de pasiones y de fricción. Si no hay menosprecio, insulto u ofensa (y sabemos que no lo hay porque de lo contrario el Chimy habría sido expulsado) no se entiende que un jugador se coma una amarilla con patatas por haber protestado una jugada en la que lleva razón.

Lo Celso celebra su tempranero gol con el Betis en el minuto 7.

En esa protesta no sabe el futbolista argentino que a su compatriota lo van a exonerar. No sabe ni si quiera si el VAR va a llamar al árbitro a consultas. De hecho, no sabe mucho más, en ese momento de revoluciones altas, que su equipo se va a quedar con diez. Si todo acaba en que el futbolista llevaba razón en el contenido de la protesta (no es roja), no se entiende que por las formas (insisto, que no llegan al insulto), se le amoneste. Esa amarilla por protestar en una jugada que nace de un error del árbitro parece un sinsentido y teniendo en la era del VAR la posibilidad de retirarla, se antoja injusto que el futbolista se vaya a casa con una muesca que, antes o después, le pasará factura en forma de sanción.

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  1. Vallejo

    Estoy un poquito hasta las narices que se defienda a los jugadores "protestones":por parte de la prensa. El colegiado puede equivocarse y los jugadores no son nadie para protestarle. Los chavales, desde benjamín hasta juvenil, copian todo lo que hacen los jugadores profesionales y vemos cantidad de incidentes en categorías inferiores por las protestas airadas por parte de jugadores (algunas con insultos) y padres (algunas con agresiones). No valen las excusas de "el calentón del momento", "las revoluciones a mil" y demás chorradas. Son deportistas profesionales que deben saber controlarse. En rugby, no sólo a nivel profesional sino también a nivel base, el respeto al árbitro no es negociable; no se le protesta absolutamente nada y sólo habla con él el capitán. Ah, y más"calentones", "enganchones" y "revoluciones a mil" hay en rugby... Dejad de poner paños calientes a actitudes nada constructivas que sólo llevan al desprecio de los árbitros.

  2. Cintado

    No se puede protestar airadamente tengas o no razon

  3. José Carlos

    La norma es clara y no hace referencia a la circunstancia que pudiere darse. Hay que fijarse en la causa que motiva la creación de la norma y qué se pretende con ella. El futbolista no puede convertirse en juez y parte de las incidencias.