Las razones de la crisis del Betis con Manuel Pellegrini

Es absolutamente complejo desgranar las razones de la crisis del Real Betis. A lo largo de estos años se ha desviado el foco de las críticas a otros lares. Ángel Haro y Catalán han cometido errores en la gestión. La plantilla ofrece rasgos de indolencia o apatía, hay jugadores que no dan el nivel, la planificación ha errado el tiro en alguna posición, pero hay un elemento que apenas había emergido en el último lustro. También falla el entrenador. También yerra Manuel Pellegrini.

El entrenador chileno ha sido una pieza intocable en un proyecto que hasta hace no mucho era ganador. Incluso venía siendo el paragüas perfecto, el sostén de un club cada vez que venían mal dadas. Una figura cuya labor ha sido encomiable, innegable, intachable... pero que ha dejado de ser intocable. Igual en el fútbol es más fácil señalar a uno que a veintidós, pero los números son los que son. De momento, aqueja los peores números en cinco años. Cuatro partidos seguidos. Tres derrotas consecutivas. Décimo en LaLiga y con un calendario poco halagüeño. Y el ridículo en Conference todavía escuece.

Ciertas informaciones deslizan que su discurso ya no cala tanto en el club. Al menos no convence al cien por cien. No convence a algunas personas cercanas al bastión de mando y quizás tampoco a toda la plantilla, pues muchos de los exfutbolistas o pesos pesados que han ido saliendo en los últimos años consideraron que su ciclo junto al chileno había expirado. El propio Sergio Canales dijo hace unas semanas que su ciclo acabó con el chileno.

No es ningún secreto que en el seno del Betis nunca ha gustado que los éxitos se atribuyan a sus milagros y los fracasos sean culpa de la entidad. No gusta ahora y tampoco hace un par de años, pero los resultados sostenían su figura. Le avalaban. Siempre le han respaldado.

Esto no quiere decir que el miércoles tenga un match-ball o que se sopese ya su destitución. Solo por lo que supondría económicamente ya resulta difícil de imaginar. Pero sí se ha plantado la semilla -quizás se plantó el curso pasado- para sopesar a qué escenario se puede enfrentar el club cuando el chileno ya no esté.

El propio Ángel Haro después del derbi le incluyó entre los señalados. Una especie de 'rebeldía' pública que resultaba impensable hace solo un año. En estos cuatro años los números han hablado por sí solos. Devolvió la gloria al Betis. Hizo élite a futbolistas semidesconocidos. Consiguió lo que nadie hizo, establecer el campamento base en Europa. Ilusionó y mucho. Dio más aún. Pero también hay lunares. En la entidad escuece la apatía en Europa. El discurso poco ambicioso en competiciones continentales, pese a ser el entrenador mejor pagado de la historia del club. Con un contrato revisado y mejorado en más de una vez. Algún que otro pulso público. La imagen en las dos últimas Copas. Los poco honrosos resultados en el derbi.

Pellegrini no es el único culpable

Eso sí, en el Betis tampoco consideran que Pellegrini sea el único culpable. La plantilla no estña rindiendo al nivel esperado, la planificación tiene carencias, la gestión de club tiene fallos... y es insoslayable lo mucho que han mermado las lesiones a la plantilla. Ni siquiera la relación entre los máximos accionistas pasa por momento más álgido. Hay lesionados, muchos, y margen de sobra para darle la vuelta, pero el discurso de Manuel Pellegrini ya no cala tan hondo en el club. Ni en la plantilla.

Quizás se convierta en un problema insalvable y ya sea demasiado tarde. Igual hay que darle naturalidad y entender que los ciclos pasan. Algo que en el club empiezan a interiorizar, habida cuenta que en el consejo ya no hay unanimidad respecto a su figura. Existe Betis sin Lopera, sin Setién, sin Serra Ferrer, sin Joaquín y sin Benito Villamarín. O quizás sea él mismo el único capaz de darle la vuelta. Si alguien puede hacerlo, desde luego que es él... En cualquier caso, y como siempre, el Betis será lo que quieran sus futbolistas.