Jesús Rodríguez se ha convertido por méritos propios en uno de los principales activos del Real Betis. Su irrupción en la élite ha sido notable, ganándose la confianza de Manuel Pellegrini y estrenándose incluso como goleador en el Benito Villamarín, logrando así el premio a una trayectoria con muchos impedimentos por el camino. Llegar al primer equipo no fue fácil y menos aún a la cantera, pues el extremo necesitó de hasta tres oportunidades para ganarse definitivamente un lugar en la cantera... aunque eso sí, no sería por su talento. Tampoco por falta de valía. Fueron los caprichos del destino, e incluso una pandemia mundial, los que casi le cambian su carrera para siempre.
Aunque su valía ha explotado siendo adolescente, el Real Betis ya fijó su mirada en él hace una década. Jesús Rodríguez hizo una prueba con ocho o nueve añitos, llegó a entrenarse y el club apostó por su continuidad... pero un problema informático, o de falta de entendimiento, le dejó fuera.
"Sí, mi primera prueba la hice en alevín o benjamín. No me quedé por un mensaje que no llegó a mi padre ni a mí. Hicimos la primera prueba y nos llamaron para hacer una segunda, pero no nos llegó el mensaje. Entonces no pude seguir", relataba el canterano en su entrevista para ElDesmarque.
Un lustro más tarde, el Real Betis volvió a llamar a su puerta. Jesús Rodríguez terminó su etapa en las categorías inferiores del Sevilla FC y firmó por en Nervión, donde ojeadores verdiblancos volvieron a fijarse en él... pero tampoco se dio: "Justo antes de salir lo del COVID, yo hice otra prueba, pero no llamaron más porque pasó lo de la pandemia", añadía.
Y sería justo después de eso, siendo aún cadete de segundo año, cuando ya entraría de manera definitiva en las categorías inferiores del club: "Hice la tercera prueba y ahí sí ya me dijeron al día siguiente de hacerla que contaban conmigo para el año que siguiente. Fue para mí fue una alegría inmensa".
El esfuerzo mereció la pena y el extremo alcalareño se ha convertido en un referente para los jóvenes que aún sueñan con llegar a la élite. El salto no fue fácil y la llegada al primer equipo menos aún, habida cuenta de la presión añadida que hay en torno a su figura. Una tesitura que afronta con la mayor naturalidad posible, ayudado por su coach personal y su familia, quien le invita a seguir siendo el mismo.
"Intento llevarlo con naturalidad. No porque haya marcado en el Villamarín voy a cambiar mi forma de ser. Si tengo que salir con mis amigos por mi pueblo a dar una vuelta, salgo. Aunque me paren a hacerme fotos, para mí eso es un lujo que niños me pidan fotos. Eso significa que las cosas están haciendo bien y hay niños que quieren ser como tú, pero no porque marque un gol o esté en el primer equipo voy a cambiar mi forma de ser. Voy a seguir siendo el mismo y con la misma humildad".