El Real Madrid se quedó a las puertas de su trigésima tercera Liga, un campeonato perdido en los duelos directos que encaró con Rafa Benítez en el banquillo, que le llegaron a distanciar doce puntos del Barcelona, que fueron recortados con la reacción liderada por Zinedine Zidane.Se baja el telón de la Liga con un balance para el Real Madrid de veintiocho victorias, seis empates y cuatro derrotas, 110 goles a favor y 34 en contra, el mejor local del campeonato junto al Barcelona, con 49 puntos de 57 posibles.
Una línea irregular con Benítez que se enderezó con Zidane para acabar dejando un récord como primer equipo en la historia de la competición que vence las doce últimas jornadas.
La ilusión de una nueva etapa se frenó en seco en el estreno liguero en El Molinón. La decepción marcó el inicio de una etapa corta de Benítez en el banquillo. Buen fútbol pero empate sin goles ante el Sporting en un día en el que la figura fue el portero 'Pichu' Cuéllar.
El primer pinchazo fue revertido en casa. En el estreno en el Santiago Bernabéu el Real Madrid descargó toda su furia contra el Betis (5-0) con uno de los pocos días de brillo del colombiano James Rodríguez con un doblete.
La primera reacción del Real Madrid se consumaba en Cornellá-El Prat. Dejó el triunfo más amplio a domicilio de Benítez. Un 0-6 al Espanyol con Cristiano Ronaldo firmando cinco tantos en un partido que catapultaba al equipo blanco a la segunda posición de la tabla. Pero nunca tuvo continuidad de sensaciones. La pírrica victoria ante el Granada (1-0) y la mala imagen en un partido que decidió un solitario tanto de Benzema instalaron en Chamartín las primeras críticas hacia el técnico español.
En la quinta jornada trepó a la cima de la tabla con el triunfo más importante a domicilio de Benítez, 1-2 en San Mamés con doblete de Benzema que coincidía con la goleada encajada por el Barcelona en Balaídos (1-4). Pero la alegría duró poco en el madridismo por culpa de un encuentro que marcó a Rafa. Su equipo fue incapaz de marcar un gol en el Bernabéu a un equipo que estaba en zona de descenso como el Málaga.
Entraba el Real Madrid en su primer periodo de inestabilidad por el empate en el derbi madrileño del Calderón, donde fue ganando y acabó siendo castigado por recular metros y solo defender (1-1). Las críticas se dispararon.
El cómodo triunfo ante el Levante calmaron los ánimos y el liderato sostenido con triunfos solventes en Balaídos (1-3) y ante Las Palmas (3-1). Pero llegó la segunda salida complicada del curso y un nuevo tropiezo. La imagen del Calderón no mejoró en el Sánchez Pizjuán. El Sevilla superó al Real Madrid (3-2) y la primera derrota liguera provocó un terremoto al verse unida con la segunda, nada más y nada menos que con un Clásico repleto de impotencia para el madridismo por la falta de reacción de su equipo ante el Barcelona (0-4). Benítez estaba señalado y su adiós era cuestión de tiempo.
El calendario le permitió una reacción, venciendo en Ipurúa al Eibar con el mono de trabajo puesto (0-2) y goleando al Getafe (4-1), pero no sirvió para apaciguar el nivel de crítica por el juego. El clima empeoró con la eliminación copera por alineación indebida del ruso Denis Cheryshev en Cádiz y otra derrota en un estadio de uno de los equipos fuertes de la Liga, 0-1, en El Madrigal frente al Villarreal.
El vapuleo a un Rayo que dominó y mandó en el marcador hasta quedarse con nueve (10-2), le siguió la victoria sin alardes ante la Real Sociedad (3-1) y un encuentro que fue el final de Benítez. La leyenda de fallar en duelos ante equipos fuertes no tenía freno y el empate a dos en Mestalla provocó el relevo. La directiva apostaba por Zinedine Zidane y el madridismo recuperaba la alegría con uno de sus iconos al mando.
Los jugadores pasaron de no comulgar con el estilo de Benítez a respaldar en todo a Zidane. Goleó 5-0 en su estreno al Deportivo y comenzó la segunda vuelta repitiéndolo frente al Sporting (5-1). Pero hasta el final del curso no hubo estabilidad en los resultados. Cuando parecía que la reacción definitiva llegaba, el primer traspié con Zizou se produjo en 21a jornada en la visita al Betis (1-1).
El Real Madrid comenzaba una lucha por enlazar resultados que recortasen distancias. Goleó 6-0 al Espanyol, venció 1-2 en Los Cármenes al Granada y 4-2 al Athletic, pero otro empate a domicilio, 1-1 ante el Málaga en La Rosaleda, les dejaba a 9 puntos del Barcelona. Distancia que se aumentaba en el día más duro para Zizou, superado por Simeone en el Bernabéu en el derbi madrileño (0-1).
Fue cuando llegó a dar por terminada la Liga el técnico madridista sin saber que era la fecha de su última derrota. Desde entonces lo ganó todo. Doce jornadas seguidas con Levante (1-3), Celta (7-1), Las Palmas (1-2), Sevilla (4-0) y el gran día del Camp Nou. La conquista del Clásico (1-2) hizo creer en el milagro liguero, a siete puntos del Barcelona.
Fueron cuatro tras la goleada al Eibar (4-0) y a un punto tras visitar Getafe (1-5). El pulso ya estaba destinado a durar hasta el final. El Real Madrid superó al Villarreal (3-0), remontó al Rayo en Vallecas (2-3), en su primer día en Liga sin Cristiano Ronaldo y con Bale tirando del carro también en Anoeta ante la Real Sociedad (0-1).
El primer reto marcado por Zidane se consiguió en la penúltima jornada, superar al Atlético de Madrid y hacerse con la segunda plaza, tras vencer al Valencia (3-2), y el orgullo blanco le impulso a luchar hasta el final para soñar con el título durante 14 minutos de la última jornada tras marcar en Riazor (0-2) y esperar que el Barcelona no marcase en Granada. EFE.