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FC Barcelona
2-2
Real Madrid

Empate amargo y envenenado

Cristiano y Benzemá, tras el 1-1.
Álvaro Ramírez

El Real Madrid puede salir bastante descontento del Camp Nou, y eso debe ser una buena noticia para el equipo madridista, dentro del sabor agridulce del empate. Que por una parte fue bueno pero por otra parte deja amargor en los merengues, que bien pudieron ganar traduciendo su superioridad en muchas fases del partido en más goles. O que bien pudieron ganar si Hernández Hernández hubiera tenido menos protagonismo en jugadas clave como el gol de Messi o el clamoroso penalti no pitado a Marcelo.

Pero Hernández Hernández fue un participante activo, muy activo, en un encuentro en el que el más activo cabe decir que fue el Real Madrid, sobre todo en la primera parte, en la que fue muy superior, sobre todo a raíz del empate de Cristiano Ronaldo. Ahí fue donde debió matar el Madrid, donde debió marcar y donde debió ganar para acabar con la condición de invicto del Barça. Fue un Real Madrid de posesión, de pelota, de remate y juego, pero no de gol, que fue lo único que faltó para traducir su superioridad.
Kross, Modric, Benzema... el juego era blanco, y hasta Keylor, una vez encajado el 1-0, vivió con cierta tranquilidad y calma el encuentro. Pero no mató, y dejó que el Barça, aun con diez, sobreviviera, y con Messi es demasiada concesión. Más aún teniendo en cuenta que Cristiano se quedó en la caseta por una lesión precisamente en el gol.
En la segunda parte lo sufrió el Madrid, como sufrió al colegiado, que si bien fue indulgente con Bale en la primera mitad y severo con Sergi Roberto al expulsarle, compensó de manera exagerada tal disparidad en la segunda mitad.

Los líos de Hernández Hernández

El colegiado canario fue casi el principal protagonista de todos los que estuvieron sobre el césped. Fue el más trascendente, más que Messi, Más que Cristiano, más que Suárez, más que Benzema. Porque el árbitro se equivocó para todos los gustos, los dos equipos tienen mucho que reclamarle. El Barcelona sufrió una expulsión rigurosa a Sergi Roberto... sobre todo viendo que dejó sin sanción un plantillazo al gemelo de Bale a Umtiti minutos antes. Eso sí, en la segunda mitad sí debe agradecer al canario que no señalara una falta clara de Suárez a Varane en el 2-1 y también que no pitara penalti en una clara patada de Alba a Marcelo. El caso es que Hernández Hernández castigó a los dos equipos, o los ayudó por igual, según se mire. 

Lucas mejoró a Bale 

El Real Madrid arrancó la segunda parte sorprendido. Sorprendido porque su superioridad no se traducía, no se plasmaba en peligro, juego y goles, no se plasmaba en el juego de la primera mitad. El Barça se hizo más fuerte por el centro y el Real Madrid no traducía su superioridad numérica. Además, el empate, que no debió subir al marcador, llegó, y dejó tocado a los merengues. Pero lo solucionó Zidane con un cambio quizás algo tardío pero efectivo. Sacó a Lucas por Nacho, le dio el carril y Bale se desplazó al centro. Ahí el gales apareció y el Real Madrid se recompuso, aunque a la contra dejara igualdad numérica para el Barça. Pero en ataque creció y empezó a llegar más. Así aparecieron más vías, apareció el juego y apareció Asensio para filtrar un pase para el golazo de Bale.
Luego tuvo que llegar algún tanto más, pero ya quedó relatado cómo el colegiado le birló un penalti de época al Madrid.
 


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