La del 29 de octubre del año pasado es una de la noches que los aficionados del Girona recuerdan de una forma más especial. Aquel día, el conjunto rojiblanco, que por aquel entonces daba sus primeros pasos en la máxima categoría del fútbol español, batía al campeón de Europa, el Real Madrid de Zinedine Zidane por 2-1.
En aquel encuentro histórico e inolvidable para el conjunto catalán, el Girona se convirtió en el primer debutante en Primera División en conseguirlo desde que el Real Burgos lo lograra en 1990 gracias a un doblete del delantero balcánico Predrag Juric.
Espoleados por los 13.383 que abarrotaron las gradas de Montilivi e ilusionados por la visita del campeón de Europa, los futbolistas de Pablo Machín compitieron de tú a tú contra los blancos durante todo el encuentro, incluso después del tanto con el que Isco avanzó al Real Madrid en el minuto 12 al recoger en el área pequeña un rechace de Yassine Bounou a disparo de Cristiano Ronaldo.
Lejos de desanimarse por verse por detrás en el marcador, el conjunto local, que en la primera mitad estrelló dos balones al palo, se sobrepuso del revés encajado.
La recompensa para la ambición del Girona llegó tras el descanso, cuando sometió al Madrid con un fútbol alegre e intenso. En el minuto 53, después de una magnífica jugada de Pere Pons, el delantero uruguayo Cristhian Stuani, que cerró la temporada en la quinta posición del trofeo 'pichichi' con 21 tantos, se hizo con un balón en la frontal del área visitante, regateó a un rival y batió a Kiko Casilla.
Cuatro minutos después, cuando Montilivi aun celebraba la diana del '7', los discípulos de Machín completaron la remontada con un derechazo de Portu. Los locales incluso pudieron aumentar distancias por mediación de Stuani, pero el disparo del 'killer' suramericano se marchó rozando el palo derecho de la portería visitante.
A pesar de que durante toda la semana se había especulado con que el encuentro podía ser aplazado por la compleja situación política catalana, el buen ambiente, la normalidad y la concordia entre las dos aficiones reinaron durante todo el encuentro en un Estadi Municipal de Montilivi que acabó entregado a sus jugadores.
Aquel día, el Girona se presentó ante el universo futbolístico con una victoria de enorme prestigio y que ahora, 300 días más tarde, buscará repetir.