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Solari, tres nombres propios y un equipo por encima de todo

Roberto Morales

El Real Madrid salió victorioso del derbi, se convirtió en el primer equipo que conquistó el Wanda Metropolitano esta temporada para situarse en la segunda vía al título gracias a su imagen de equipo, las decisiones de Santi Solari, el mando de Casemiro o la referencia continua de Vinicius.

Las claves del éxito madridista en el derbi madrileño son:

Equipo por encima de todo

De un equipo en ruinas, vulnerable, que concedía a cualquier rival, el Real Madrid ha pasado a una imagen de unión, solidaridad en el esfuerzo y alegría ofensiva que se traduce en goles. El físico es el principal responsable, con Pintus a la cabeza, y desde esa mejoría ha regresado la confianza en su juego, la fuerza psicológica para sobreponerse a los golpes y los buenos resultados. En el Metropolitano dejó una imagen sobria, sin fisuras, manejando el tempo del partido. Cuando tuvo que defender ante la salida en tromba local con presión alta, no pasó apuros. Explotó bien sus opciones de contragolpe castigando la pérdida rival. Durmió el partido cuando lo necesitaba en el segundo acto. Eficacia en su llegada con pegada ante un Jan Oblak terrenal por un día.

Las decisiones de Solari

Es el gran triunfador del derbi, el técnico que cogió un equipo a la deriva y lo mantiene vivo en las tres competiciones a las que optaba tras la conquista del Mundial de Clubes. Sus decisiones han sido tan claves como difíciles de adoptar. El pulso con Isco, renunciando al jugador de más calidad técnica de la plantilla; la suplencia de Marcelo por no estar en el tono físico que exige la elite; el banquillo consecutivo para un Gareth Bale ya recuperado en dos de los duelos de la temporada, el clásico y el derbi. Su apuesta por jóvenes que le han respondido en el campo: la sobriedad de Sergio Reguilón en el lateral y el descaro de un Vinicius decisivo. Solari se ha ganado el respeto de una plantilla que lo ganó todo.

Imponente Casemiro

La figura del centrocampista brasileño emergió en el Metropolitano. Fue el dueño del derbi desde su papel de destructor de juego rival, siempre preparado para ir con todo a la batalla, vencedor de cada duelo individual, incansable en el robo de balón. Su labor defensiva encomiable. Ese trabajo que pocos valoran pero sus compañeros agradecen más que nadie. Se encargó de que no hubiese espacios por donde desarmarse. Le añadió además un gol para enmarcar. De chilena. En casa de uno de los grandes enemigos. El equilibrio del Real Madrid necesitaba del mejor Casemiro y ha vuelto en un momento clave de la temporada.

Vinicius, referente absoluto

Once partidos de titular consecutivos para un niño de 18 años. Desde Raúl González Blanco no se recordaba nada igual en la casa blanca. A Vinicius le da igual encarar en tres días un clásico y un derbi en casa de los rivales directos del Real Madrid. Ignora la grandeza del duelo. Él sale al campo a divertirse, a exhibir su fútbol de velocidad y diabluras. Ante su falta de acierto en el remate, opta por buscar aliados en los últimos metros tras dejar por el camino rivales. Se merendó a Arias, sacó de su sitio a Giménez y Godín. Fue referente absoluto de cada acción ofensiva madridista en el tiempo que estuvo sobre el césped, pegado a banda izquierda, rápido y letal. Provocó un penalti y fue el único futbolista de los presentes que metió el miedo en el rival cada vez que tocó el balón.

Del poderío de Ramos al 'efecto Bale'

El capitán madridista tiene un poderío a balón parado que rompió el partido. Atrae a rivales, hasta cuatro intentaron frenarlo en su salto potente al saque de esquina sin conseguirlo. Con el recuerdo de la final de Champions de Lisboa en la memoria de Simeone y todos los atléticos. Impactó con el esférico y el balón le cayó a Casemiro para romper el derbi con el primer gol. Luego tiró de eficacia en su pleno de aciertos como lanzador de penaltis. Gareth Bale, suplente por segundo partido grande consecutivo en tres días, no salió dolido en su ego y sentenció. Con espacios. En el escenario perfecto para exponer sus virtudes. Su celebración, un corte de manga al respetable, afeó la importancia que tuvo en su búsqueda del protagonismo perdido.

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