Un tanto de calidad de Karim Benzema a un minuto del final evitó un nuevo sonrojo del Real Madrid en el Santiago Bernabéu, ante el colista de LaLiga, un Huesca que siempre creyó y acarició con justicia el premio, en un duelo de inestabilidad de la segunda unidad de Zinedine Zidane (3-2).
Se le hará eterno el fin de temporada al Real Madrid y al madridismo. Sin tensión competitiva ni la motivación necesaria para poner brillo a un curso para el olvido. El Huesca extendió la línea del Santiago Bernabéu, donde cualquier rival, con poco que exponga, hace daño. Intentó aislarse de su necesidad y por momentos disfrutó de una primera visita histórica al coliseo de la Castellana.
No se cumplía el tercer minuto cuando ya se había adelantado en el marcador. El colombiano Juan Camilo 'Cucho' Hernández escribió su nombre en los libros de historia del club oscense. El primero en marcar en el Bernabéu. Nadie recordará la lucha ganada del argentino Luis Ezequiel "Chimy" Ávila a un endeble Nacho, al que sacó de posición aprovechando el vacío que deja Marcelo en su costado. El centro preciso encontró la mala colocación de la zaga blanca y el remate a placer a la red.
La portería la defendía Luca Zidane en una decisión que nadie discutirá a Zinedine por su carta blanca para maniobrar tras regresar como el salvador, pero que generará debate. Con Courtois lesionado, Keylor necesitaba continuidad tras su año de menor protagonismo. Las rotaciones de 'Zizou' afectan a la portería, como la controversia que genera que el tercer portero sea su hijo.
El Real Madrid inició una lucha contra la pereza por encima del rival. Ordenado el Huesca pero con deficiencias defensivas que hacían prever que sería difícil mantenerse en pie en las oleadas clásicas madridistas. A eso se resume el actual equipo de Zidane. Sin un patrón, basado en individualidades. Una acción de calidad de Isco, una carrera contra el mundo de Bale, un gesto mágico de Brahim que estrenó titularidad y regaló una asistencia de gol.
En el descontrol apareció Odriozola para dar pases de gol que perdonó Benzema, hasta tres, Bale dejaba un remate de espuela. Más llegadas que juego e inestabilidad atrás. El Huesca no encontraba puerta pero llegaba a área rival mientras el público castigaba con silbidos a Marcelo. Fue cuando Benzema pugnó por un balón, conectó con Brahim, perdonó de nuevo, y al segundo pase del debutante en el once Isco marcaba el empate a puerta vacía. Dos goles en dos partidos con Zidane. Un ostracismo injustificado con Solari.
Pese al gol las lagunas tácticas madridistas permitieron al Huesca seguir soñando. Demasiado espacio entre centrales y Marcos Llorente. Hasta que lo ajustó Zidane en el descanso Musto peinó un balón y provocó la primera parada de Luca, que dejó un buen pase en largo para montar un contragolpe, y Ávila perdonó solo al borde del área. Su zurdazo se le marchó arriba.
Era una prueba a la segunda unidad. Alejada en el nivel de aquella que dio el momento más feliz a Zidane como técnico, su Liga conquistada. Rearmó tácticamente a su equipo, que pasó a dominar y encerrar al rival en su terreno. Santamaría se lució a un disparo ajustado al poste de Benzema.
Los intentos madridistas comenzaron a llegar por las bandas, especialmente por la derecha donde se instaló Bale, silbado por lanzar una falta al cielo de Madrid. A su segundo intento de centro con el exterior del pie llegó el gol. Había perdonado un contragolpe el Huesca, por mala lectura de Chimy con el Cucho solo, cuando llegó el centro al segundo palo del galés a la cabeza de Benzema que encontró la valentía de Ceballos para marcar lanzándose.
La remontada estaba firmada pero nada provocaría que el Huesca dejase de luchar. Demostró que pese a su último puesto está vivo en la pelea agónica por la permanencia. Sin nada que perder se lanzó por el gol. Perdonó Herrera de zurda la primera, Bale la sentencia a puerta vacía y con todo para marcar a placer pero con el cuerpo atrás, y apareció Etxeita para premiar a su equipo rematando, aún no sabe cómo, una acción de estrategia tras saque de esquina.
Restaban 16 minutos en los que el Huesca debía decidir entre encerrarse para aguantar el meritorio punto, que tampoco arreglaba nada en la clasificación, o lanzarse por más. Optó por lo segundo y su valentía tuvo un castigo excesivo. Llegó en el último minuto en una gran acción individual de Benzema. Su disparo con rosca imparable dio el segundo triunfo a Zidane que tiene mucho trabajo por delante.