Poco hay que destacar de la temporada del Real Madrid. Las irrupciones de Vinícius y Reguilón, la vuelta de Zidane... apenas hay donde rascar en una pésima temporada, pero lo que sí ha quedado claro es que el equipo blanco ya tiene un 'nueve', y se llama Karim Benzema.
El delantero francés llegaba a esta temporada con la misión de aumentar sus cifras goleadoras después del adiós de Cristiano Ronaldo. Todo después de una 17/18 en la que, pese a su tanto en la final de Champions, resonaban sus cinco únicos tantos en toda la campaña liguera.
Empezó bien, pero su bajón coincidió con los últimos partidos en el banquillo merengue de Julen Lopetegui. Con Solari, una vez comprobado que Bale no estaba para estos trotes, Benzema comenzó a hacer honores al dorsal número 9 que viste en su camiseta desde hace nueve temporadas, cuando Cristiano pudo tomar el '7' de Raúl.
Cuando Benzema se ha dado cuenta de que marcar goles también es tarea suya, enseguida ha comenzado a mostrar unas características más propias del delantero centro que es
Desde entonces, sí es verdad que no apareció en partidos clave como los del Barcelona o el Ajax, pero al menos su alma cambió. Dejó de ser ese mediapunta indolente que mezclaba jugadas de una enorme calidad con partidos en los que pasaba sin pena ni gloria.
27 goles suma ya Benzema en esta campaña gris, a los que hay que sumar un número considerable de asistencias. Sus mejores actuaciones habían llegado fuera de casa, con exhibiciones en casa de Viktoria Plzen, Girona, Espanyol o Valladolid. Necesitaba una gran tarde en el Bernabéu para convencer a la afición de que sí que hay 'nueve' en la plantilla y esta llegó ante el Éibar.
Tuvo que ser de cabeza (¡de cabeza!) de la forma de la que llegaron sus dos goles. Dos testarazos, uno picado y otro cruzado que se colaron en la meta de Dmitrovic para darle la vuelta al partido.
Ahí decidió Karim que ya era suficiente y no fue capaz de certificar su 'hat-trick' a pesar de las que tuvo en los últimos minutos. Un mano a mano que salvó Dmitrovic, un disparo al palo marca de la casa y un fallo a puerta vacía. Esta última podría haber significado una pitada al francés en otra época, pero en esta ya está claro que más allá de rumores por Icardi, Cavani, Lewandowski, Kane... el '9' ya viste de blanco.