La bomba de James Rodríguez (y no es buena para Simeone, ni el Atlético)

El futuro de James Rodríguez sigue sin resolverse. El colombiano deshoja la margarita y sigue coleccionando ofertas, mientras en el Real Madrid estudian las opciones y desean traspasarle al mejor postor.
Ni la lesión de Marco Asensio trastoca los planes. Zinedine Zidane no confía en él y, antes, prefiere quedarse a Vinicius Junior, Isco Alarcón o Brahim Díaz. Es más, según cuentan, incluso Rodrygo Goes y Takefusa Kubo, del Castilla, están por delante del mediapunta de 28 años.

Tiene el cartel de transferible colgado a la espalda y esperan recaudar entre 45 y 60 millones de euros con su marcha, lo que dejaría un buen pellizco en las arcas, que serviría para financiar nuevas llegadas. El Napoli y el Atlético de Madrid son los grandes interesados.
Los italianos estuvieron cerca de lograr su pase, pero Florentino Pérez se descolgó a última hora pidiendo más dinero y poniéndose firme. Y es que desde San Paolo querían una cesión con obligación de compra, mientras que en el Santiago Bernabéu exigen un traspaso inmediato.
La opción del cuadro colchonero es, a día de hoy, la que más papeletas tiene. Diego Pablo Simeone ha convencido a James a través de una conversación telefónica y están a la espera de concretar las ventas de Ángel Correa, Nikola Kalinic o Vitolo Machín para presentar una oferta en firme.

Carlo Ancelotti, su gran valedor en Italia, intentó lanzar una vez más un guiño en público al cafetero. ‘’No hay optimismo ni pesimismo, veremos lo que sucede. Es un jugador que nos interesa. El Madrid quiere venderlo y nosotros lo queremos. Todo está abierto’’ sentenció, refiriéndose al ex del Bayern de Múnich.

Lo que se habla en el vestuario

Y en el vestuario del Real estarían encantados de perder de vista a James, pues no olvidan los ‘feos’ que tuvo con Zidane en su anterior etapa en Chamartín.
Además, le ven un jugador sobrevalorado y creen que su fichaje, sea por el equipo que sea, resultaría un ‘bluf’. Y esperan que la víctima sea el Atleti, que consideran que se está reforzando muy mal y el año que viene no será un rival directo.

El cafetero tendrá que cerrar bocas.