El Villarreal recibe al Real Madrid en un duelo en el que los locales esperan superar la dudas generadas en las dos primeras jornadas de LaLiga Santander, ante un rival que tras un estreno firme regresó a las andadas con el primer tropiezo en el Santiago Bernabéu.
Después de romper en el estreno de la temporada en Balaídos su mala línea de visitante, tras cinco meses sin triunfo con Zinedine Zidane lejos del Santiago Bernabéu, el primer traspié del curso, frente al Real Valladolid, presenta la salida a Villarreal como un test exigente para el Real Madrid antes del parón que marcará dos semanas de tranquilidad o el regreso a una crisis interminable del pasado curso.
Castigado por las lesiones, con las bajas importantes en zona de ataque de Eden Hazard, Isco Alarcón o James Rodríguez, el Real Madrid se presentará en el estadio de la Cerámica con Luka Modric de nuevo al mando. Una vez cumplido el partido de sanción tras su expulsión frente al Celta, el croata tomará el timón de un equipo que buscará el triunfo con un tridente formado por Vinícius, Gareth Bale y Karim Benzema.
Al francés es el jugador al que se agarra con fuerza el madridismo, autor de doce goles en sus doce últimos partidos, y referente ofensivo de un Real Madrid al que se engancha Bale, que regresa al estadio donde debutó con gol un 25 de septiembre de 2014.
El galés se salió con la suya, no salió del club y se ha ganado la titularidad de Zidane. Bien distinta es la situación del costarricense Keylor Navas, el portero de las tres Copas de Europa consecutivas, que cuenta las horas para su adiós. Villarreal se presenta como su último destino como portero madridista antes de poner rumbo al PSG en el inicio de una nueva etapa con las puertas de la titularidad en el Real Madrid cerradas por Thibaut Courtois.
Con la incertidumbre de que versión del Real Madrid se verá en la Cerámica, el Villarreal pretende dar un paso adelante en su juego y disipar la incertidumbre de su irregular comienzo que le ha llevado a sumar un solo puntos de los seis disputados.
Así, los castellonenses afrontan este partido con la motivación de sumar su primera victoria de la temporada, que calmaría el ambiente en el entorno del equipo, que llega tocado por el mal arranque y por el recuerdo de lo sucedido la campaña pasada, lo que hace que se necesite una victoria de peso y tranquilizante.
El partido tendrá además el aliciente de la polémica arbitral, ya que sigue coleando la designación de Gil Manzano como colegiado después de que fuera el mismo que estuvo en las polémicas decisiones del VAR en el campo del Levante, que generaron tanta controversia.
El Villarreal llega con las bajas seguras de los lesionados Bruno Soriano y Alberto Moreno, y la duda de Rubén Peña, que sigue apurando con sus molestias musculares, por lo que habrá que esperar al día del partido para saber si se puede contar con sus servicios.