Un Gareth Bale salvador en el estadio de la Cerámica con su doblete, la fragilidad defensiva a la que no encuentra soluciones Zinedine Zidane que siguió en el estadio de la Cerámica con pruebas y cambios de sistema sin dar con la tecla, son algunas de las claves del segundo empate consetuivo del Real Madrid.
Las claves del Real Madrid en el estadio de la Cerámica son:
El Real Madrid entendió que era el fin de su etapa y lo quiso traspasar. El galés se negó porque entendió que ir a China, el único lugar donde hubo interés real, era bajar demasiados escalones en su carrera. Al final se sale con la suya. Tener uno de los sueldos más altos en la grada es algo que el club no se puede permitir y Zidane le ha dado la titularidad los tres partidos, encontrando una respuesta de orgullo en el campo. Al Villarreal le hizo sus primeros goles en partido oficial del curso. Un doblete salvador, con un primer tanto clave cuando espiraba el primer acto y un gol que dio el empate a seis minutos del final, mostrando la pegada que le faltó al resto de sus compañeros. Bale está con el orgullo herido y con ganas de demostrar. Con el liderazgo entregado a Hazard, su papel en segundo plano se perfila clave esta temporada para el éxito del conjunto madridista.
Todas las malas señales de una pretemporada con más tantos en contra que a favor se han ido confirmando con la llegada de la competición oficial. El Real Madrid es incapaz de dejar su portería a cero en LaLiga Santander, transmite sensaciones de debilidad en la zaga y excesos de confianza para el momento que vive, como el de Sergio Ramos que costó el primer gol. Los de Zidane conceden mucho al rival, muestran una preocupante fragilidad defensiva fruto de la desconexión y la falta de intensidad en momentos del partido. "Entramos al partido sin intensidad atrás", confesó el técnico francés que vio como Casemiro se multiplicó en tareas defensivas para poner un tapón y achicar agua.
Le falta un punto de emoción al juego del Real Madrid. Es capaz de exhibir buen físico para ejercer un dominio sobre el rival pero sin autoridad, sin transmitir unas sensaciones positivas en los últimos metros. Numerosos centros sin remate y muchos intentos con poco peligro, una media baja de disparos a puerta, un 13,3% con apenas cinco remate entre palos de los 17 intentados. La apuesta por jugador con extremos y dos nueves no modificó el panorama. No aumentaron las ocasiones de gol claras, ni las lecturas ofensivas de un equipo que añora lo que puede aportar Eden Hazard y la visión en los últimos metros de futbolistas lesionados como Isco Alarcón, Marco Asensio o James Rodríguez.
Lleva toda la temporada Zidane modificando aspectos tácticos y realizando pruebas para intentar, sin éxito, dar con la tecla. Lo intentó en pretemporada con tres centrales, inició LaLiga con su sistema habitual, 4-2-3-1, y en el estadio de la Cerámica optó por el 4-4-2 con extremos abiertos a bandas, Lucas Vázquez por la derecha y Bale por izquierda, más dos delanteros centros, Benzema y Jovic que no conectaron. Llegó el debut oficial de Mendy, buen físico y más en defensa que en ataque, para protegerse ante el punto fuerte del Villarreal y evitar mayor debilidad defensiva con Marcelo. Mientras que Jovic, en su primera titularidad, dejó detalles de calidad con el taconazo en la acción del primer gol pero poca participación en el juego. No es un 9 puro, que por momentos es lo que demanda el Real Madrid.
Es uno de los puntos más preocupantes del inicio de temporada. Vinicius no se acopla a su rol con Zidane y sale a los partidos desenchufado, alejado del descaro del pasado curso cuando tenía confianza para pedir siempre el balón y encarar rivales. Apenas genera peligro ni regresando a su zona natural en Villarreal. Ha perdido atrevimiento y su aportación es menor. El Real Madrid necesita que no frene su crecimiento y regrese su versión más desequilibrante. Su falta de gol la paliaba con lo que generaba en los últimos metros y ahora aparece en momentos que se deciden partidos sin generar acciones de peligro.