El pasado miércoles, el Real Madrid cayó 3-0 en París ante el PSG y parecía un equipo roto. Cuatro días después, quizás por arte de magia o quizás por la dirección de Zinedine Zidane, el equipo es colíder de LaLiga Santander después de una lección de trabajo y organización que le permitió vencer a un durísimo equipo como el Sevilla.
Costaba pensar en ello hace unos días, pero el partido madridista en el Sánchez Pizjuán hace pensar en que un final feliz de temporada es posible. Todas las líneas funcionaron y el equipo no se rompió, lejos de los huecos abusivos que se vieron sobre el Parque de los Príncipes.
Una de las claves principales fueron las ayudas defensivas de Gareth Bale y Eden Hazard. Viendo el once, el partido presagiaba un acoso sevillista, pero el galés y el belga cerraron sus banda ante dos puñales como Jesús Navas y Sergio Reguilón.
Y ahí el mérito es de Zinedine Zidane. Siempre se habla de si al francés le faltan variantes técnicas, pero esa no es su principal virtud. Lo que sí consigue el entrenador es conseguir que dos futbolistas con la vitola de estrellas como son Bale y Hazard sean capaces de poner su talento al servicio del equipo.
A pesar de que el único cambio fue el regreso de Ramos, el Real Madrid de Sevilla y el de París son la noche y el día
Equipo, una palabra que puede resumir el trabajo de los jugadores del Real Madrid. Ahí también hay que destacar la labor de Casemiro, el mejor del equipo merengue sobre el campo. Cuando sus compañeros no le obligan a ejercer el trabajo que no le pertenece, el brasileño es un muro. Además, se le vio con una seguridad con el balón impropia en él.
Con Carvajal y Mendy cerrando sus laterales, los otros dos grandes protagonistas fueron Varane y Ramos. El francés se levantó tras su pésimo choque en París para cuajar un partidazo que no se le veía al central casi desde el Mundial de Rusia. Por su parte, el capitán 'se olvidó' que estaba en el Sánchez Pizjuán y no dejó ninguna de esas extrañas acciones por querer ser más protagonista de lo debido.
Un único gol más del Athletic en su victoria ante el Alavés impide llegar a la jornada intersemanal con el Real Madrid como líder. Sin embargo, esta victoria en Sevilla va más allá de resultados tangibles y rememora unas sensaciones de unos éxitos en épocas no tan pasadas. Sonaba José Mourinho hace unos días pero esta lección de Zidane demuestra el banquillo merengue ya tiene dueño.