El Real Madrid se marchó del Wanda Metropolitano con oxígeno, con un empate y con la dulce sensación de seguir mostrando su lado más fiable en LaLiga Santander. La receta idónea para vencer, la receta perfecta que Zinedine Zidane ya conoce.
Orgulloso de lo conseguido en la Champions League, Zizou ha repetido una y mil veces la necesidad de ser fiables en el campeonato regular, en tener constancia en el día a día para, después, volver a pensar en Europa. Y el mensaje parece haber calado en el plantel.
Con los fantasmas de París desaparecidos, el Real Madrid ha conseguido igualar en este inicio de temporada los números conseguidos la última vez que fue campeón en LaLiga.
Aquella temporada el conjunto blanco sumaba 15 puntos en siete encuentros conseguidos, como ahora, en tres victorias y cuatro empates. Con un tanto menos recibido y varios menos anotados, los números son tan semejantes a los de aquel curso que invitan al máximo optimismo alrededor del tan ansiado título.
1. Crecimiento como bloque
El cambio radical de la imagen dejada en París ante el PSG a la del Sánchez Pizjuán, tuvo continuidad en el derbi del Metropolitano. El Real Madrid fue intenso, igualó el físico que siempre exige el Atlético, peleó cada balón y fue un bloque que no dejó fisuras. La presencia de Casemiro más cerca de los centrales que de jugadores ofensivos ayudó para el equilibrio. Por tercer partido consecutivo no solo no encajó goles, sino que tampoco permitió disparos. Apenas un testarazo de Savic tras acción a balón parado. Desde ahí crece un equipo que confía en su calidad ofensiva para declinar los partidos.
2. Zidane y una sorpresa inesperada
Tiene ya nueve derbis oficiales a sus espaldas y conoce las virtudes de Diego Simeone. Para contrarrestarlas Zidane introdujo una sorpresa inesperada en su once, la presencia de Fede Valverde en el centro del campo. Mantuvo su dibujo con el 1-4-3-3 pero se armó para la batalla del centro del campo. Aumentó el físico con un futbolista que incomodó al Atlético de Madrid en la salida de balón. Le adelantó unos metros para que realizara un gran desgaste en el inicio de jugada rojiblanca. Lo torpedeó con éxito y le restó fluidez. Por contra perdió el pase entre líneas de James Rodríguez o Luka Modric. Ganó seguridad con su decisión y restó presencia en área rival.
3. Courtois se acerca a la estabilidad
Tuvo fortaleza mental el portero belga en un nuevo reencuentro con el que fue su equipo, sintiendo todo el ambiente en su contra. Se acerca a la estabilidad tras mostrarse firme en dos de las salidas más complicadas del campeonato liguero, el Sánchez Pizjuán y el Wanda Metropolitano. Tuvo que responder a un solo disparo a portería pero dejó una gran sensación con una de esas acciones que marcan partidos que se deciden por pequeños detalles. Su mano firme abajo cortando el pase tenso de Trippier con peligro de gol, fue clave en el primer acto. Por segundo partido se marchó sin recibir ni un solo gol y transmitiendo seguridad. Tiene en su mano ante el Brujas lo que solo ha conseguido en una ocasión desde que es madridista, estar tres partidos con la portería a cero.