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El fichaje de 100 millones de Florentino que ahora supone un marrón para Zidane

José Ríos

El futuro de Gareth Bale es más incierto que nunca. Sobre todo desde la última polémica con su selección, cuando el equipo celebró la clasificación para la Eurocopa con una bandera de Gales en la que se podía leer: "Gales, Golf, Madrid. Por ese orden". Bale no se lo pensó dos veces y agarró la bandera entre risas, en lo que supone un desafío y una falta del respeto al Real Madrid sin precedentes. Zinedine Zidane tiene trabajo.

La ya famosa frase, fue dicha por Pedja Mijatovic el pasado mes de octubre cuando en una entrevista fue preguntado por el galés: "Él piensa primero en la selección de Gales, luego en el golf y luego, en el Madrid. No he hablado con él, pero es lo que me transmite".

Bale, posando con la polémica bandera en Gales.

La situación ya estaba caldeada desde antes. El delantero llevaba exactamente un mes sin entrenarse con el Real Madrid debido a una misteriosa lesión, cuyos detalles se empeñó en ocultar para que no se hicieran públicos. Lo que no impidió que, para sorpresa de muchos, se fuera a jugar con su país.

Gareth Bale y un futuro más incierto que nunca

Esto, sumado a sus 26 lesiones desde que llegó al club, su astronómico salario, su predilección por el golf o el dudoso compromiso que está demostrando con la entidad, han hecho explotar a una inmensa parte del madridismo, que no quiere volver a ver al jugador con la camiseta blanca.

Una opción, su salida en enero, que el representante de Bale ha negado de forma contundente. Su puerta si podría estar abierta para el mercado veraniego, pero no en mitad de la temporada. El Madrid se puede acordar bastante de este verano, en el que el delantero tenía los dos pies fuera e, inexplicablemente, se terminó quedando.

Zidane ya ha sentado en varias ocasiones a Bale.

A todo esto, el Real Madrid quiere ser cauto y no tiene pensado sancionar al jugador ni adoptar medidas al respecto hasta que haya escuchado su versión.

En cualquier caso, el madridismo dictará sentencia si el jugador pisa el Santiago Bernabéu, y la pitada puede ser histórica. Hay que recordar que Bale ni si quiera se ha molestado en ocultar su desgana por jugar en el Madrid. Hace unos días dijo: Está claro que me emociona más jugar con Gales que con el Madrid. Es como jugar con tus amigos un domingo en el parque. Es normal. Aquí hablo mi propio idioma y me siento más cómodo”.

Zidane tiene la última palabra sobre Bale

La patata caliente está en el tejado de Zidane, que deberá gestionar la situación del atacante y decidir si entra en la convocatoria para jugar contra la Real Sociedad o si por el contrario se queda fuera. Y no solo esta semana, si no también a largo plazo.

Desde la última vez que Bale jugó, se ha dado en el club la potente irrupción de Rodrygo en su banda. El brasileño viene de debutar con la absoluta de Brasil en este parón internacional y tiene enamorado a Zidane y al madridismo.

Con Hazard intocable en la izquierda, el galés tendrá que pelear por un puesto en la derecha con el mencionado Rodrygo, además de Lucas Vázquez, Vinicius y Brahím. Ante el continuo descarte de Brahim, que no parece una amenaza, la ya sabida lesión de Asensio y la nueva de Lucas Vázquez, que le tendrá entre un mes y medio y dos fuera de los terrenos de juego, Gareth Bale gana enteros para tener minutos próximamente. Aunque la última palabra la tendrá Zidane.

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