Es ADN Real Madrid. Es orgullo y garra. Es Carlos Henrique Casemiro. El brasileño ha sido el gran protagonista del encuentro de esta tarde ante el Sevilla FC. El gran referente del equipo, cuando el equipo estaba más falto precisamente de eso, de un referente. No estaba el capitán Sergio Ramos. Tampoco el gran goleador Karim Benzema. Pero sí estaba él para salvar al equipo cuando más lo necesitaba.
Mantuvo el orden. Destruyó el juego sevillista y se vistió de goleador para sacar adelante uno de los encuentros más complicados de la segunda vuelta. Fue tras el paso por vestuarios cuando sacó su mayor capacidad ofensiva. Ya lo intentó en los primeros minutos con un disparo que se fue cerca de la portería de Vaclík, pero fue tras el descanso cuando despertó la gran bestia.
El primero llegó en un pase sensacional de Jovic. Un pase de tacón en una pared con el brasileño que terminó con una gran definición para batir la meta sevillista. Poco le duró la alegría al conjunto blanco con el tanto de Luuk de Jong, pero una vez más, cuando más lo necesitaba el equipo, ahí estaba él. Un centro de Lucas Vázquez lo envió al fondo de la red Casemiro. Fue de cabeza, con picadita incluida, para poner por delante otra vez a su equipo.
Dos tantos que dejaron los tres puntos en el Santiago Bernabéu. Un Santiago Bernabéu agradecido a uno de sus hijos pródigos. De haberle podido inculcar los valores desde la cantera blanca. Un recuerdo que precisamente ha recordado el jugador esta semana. Sería el preludio de su gran tarde ante la afición blanca.
"Yo siempre digo que para mí ha sido un placer y un grandísimo honor porque al jugar en la cantera del Real Madrid he disfrutado mucho, conocí los valores de este club". Hoy el placer es de toda la afición blanca, don Carlos Henrique Casemiro.