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Courtois, Mariano y el triunfo del trabajo psicológico en el máximo nivel

Periodista. Siempre desmarcado.

Como poca gente desconocerá a estas alturas, el Real Madrid se impuso al FC Barcelona en El Clásico de LaLiga Santander. Un encuentro en el que la actuación de Thibaut Courtois fue decisiva para mantener a los de Zinedine Zidane con el cero en su portería. Y un duelo cuyas sesudas previas reventó un chaval que, sin haber entrado a ver las cuotas en las casas de apuestas, debía pagarse muy alto el triunfo con un tanto suyo. Hablamos, por supuesto, de Mariano Díaz. Y ambos, portero y delantero, evidenciaron una cosa por encima de todo: la fortaleza mental y el trabajo psicológico.

Courtois y Mariano, con el Real Madrid.

Y es que los dos jugadores han tenido que sobreponerse a las adversidades. Han tenido que hacer acopio de todas sus fuerzas para superar situaciones complicadas. En el fútbol actual, en el que el ámbito físico está sumamente cuantificado, la velocidad máxima súper medida y las unidades de consumo de oxígeno optimizadas, el apartado mental y psicológico marca las diferencias. Es la frontera entre un resbalón frente al portero o una definición de categoría. Entre un paradón en un mano a mano o no salir más allá del larguero y que te la cuelen fácil.

El momento de confianza plena de Courtois, digno de estudio

Thibaut Courtois, durante El Clásico entre el Real Madrid y el FC Barcelona (Foto: LaLiga).

Porque las dudas de Thibaut Courtois durante parte de la temporada pasada y el inicio de la actual no fueron casuales. Si bien el belga desmintió sufrir ansiedad durante un parón de selecciones en el mes de octubre, lo cierto es que no transmitía total confianza sobre el terreno de juego. Sus gestos, eso que conocemos como "lenguaje corporal", no inspiraban seguridad. Y no me refiero a seguridad defensiva, sino a algo más profundo. A total seguridad en sí mismo. Algunas polémicas extradeportivas sacudieron su entorno a lo largo del pasado año, y sus dudas se acrecentaron durante el arranque de esta campaña. El partido frente al Brujas en el Santiago Bernabéu fue el fiel reflejo de todo ello. Dudó en dos acciones clave y encumbró a Dennis Emmanuel Bonaventure, que podrá contar a sus hijos y nietos que anotó un doblete en el Santiago Bernabéu casi sin querer.

Sin embargo, este Courtois de ahora es totalmente distinto al de aquellos días. Ahora mismo transmite unas sensaciones opuestas a aquellas. Desde la portería vocea, organiza y manda a su defensa. Se muestra atrevido en los balones aéreos, sus decisiones vuelven a ser correctas y está mostrando una personalidad inusitada en acciones técnicas muy difíciles. El mano a mano con Arthur Melo, achicándole espacios, es tremendo. La mano que le saca a Messi, también. Unas jugadas impresionantes, propias de alguien no solo con una calidad técnica brillante, sino en un estado de forma espectacular. Y no me cabe duda de que, más allá de que físicamente se encuentre mejor o peor, detrás de ello hay un trabajo psicológico inmenso. Porque hablamos de sensaciones contrarias en apenas unos meses.

Ni un año y medio de ostracismo pueden con Mariano Díaz

Una fortaleza mental de la que también ha hecho gala Mariano Díaz. Para entender su situación, hagamos un juego. Llamémosle Empatía:

Imaginemos que te llama el Real Madrid, club del que saliste con la promesa de que volverías. Imagina que llegas después de 'romperla' en Francia. "Al Real Madrid no se le puede decir que no", afirmas. Que vuelves y tú, que vienes para comerte el mundo, ves el dorsal 7 libre. El de Cristiano Ronaldo, que acaba de irse. El de Raúl González. Emilio Butragueño. Juan Gómez, Juanito. Amancio. Raymond Kopa. Te vas a comer el mundo.

Imaginemos que, tras una temporada de 60 partidos en la que apenas juegas 750 minutos, repartidos en 22 encuentros (una media de apenas 34 minutos cada uno). Pongamos que, aún así, haces unos nada desdeñables cuatro golitos. Pues bien: tu club ficha a otro joven que se salió la campaña anterior, Luka Jovic. Además, la llegada de Hazard y Rodrygo suponen un desembolso importante. En esas, otras opciones como Vinícius, Bale, Lucas Vázquez e incluso Isco están por delante tuya. Hasta te quitan el dorsal 7 para dárselo al nuevo. Como ha sido a última hora, tienes que quedarte con el 24, uno de los pocos que quedan libres. ¿Qué sentirías? ¿Ninguneo? ¿Hastío? ¿Frustración por no poder demostrar tus virtudes?

Pues bien. Para Mariano Díaz, solo hay un camino: trabajo, trabajo y más trabajo. Siempre en silencio. ¿Que no entras en las convocatorias nunca? Más esfuerzo. ¿Que ni las lesiones de tus compañeros te dejan hueco? Redoblamos el trabajo. ¿Que hay jugadores que, sin demostrar nada desde hace mucho tiempo, siguen jugando por delante aunque no se esfuercen tanto? Silencio y apretar los puños. Alguna vez debe llegar el día. "Traguen veneno, que todo se equilibra al final", decía Bielsa.

Y el día llegó

Y a Mariano le pilló con la escopeta cargada. A los 40 segundos de entrar, le cogió la espalda a Jordi Alba y arrolló a Umtiti. Pero ni un tropezón fruto de la aceleración le iba a frenar en su camino. A medio resbalón, consiguió armar el disparo y batir a ter Stegen. Y en ese momento se te viene ese año y medio de trabajo en silencio. Tras abrirte de brazos y recordarle al Santiago Bernabéu que aquí estás, las emociones brotan todas juntas. Y no puedes contener la emoción. Te arrancas a llorar, porque han sido muchas cosas durante mucho tiempo.

Al final, Mariano es cada uno de nosotros, con la diferencia de que él ha seguido creyendo en el proceso en lugar de tirarse en el sofá y abandonarse a la diosa pereza. Nunca bajó los brazos y continuó apretando. Ese día que no te apetece ir al gimnasio, o que te dices "por un día no pasa nada" y pides una pizza familiar, ese día, piensa en Mariano Díaz. En el triunfo del esfuerzo y la fortaleza mental. De la disciplina y el trabajo diario. De la confianza en un proceso que parece no tener fin, al que no se le ven día a día los resultados. Ese día, más que nunca, piensa en ti mismo y en aquello en lo que te quieres convertir.

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