Es una evidencia: el Real Madrid no está bien. El cuadro blanco cosechó este sábado ante el Deportivo Alavés su cuarta derrota de la temporada en un inicio de curso plagado de altibajos. Capaz de ganar al Inter en San Siro o al Barcelona en el Camp Nou, capaz de perder ante rivales de menor entidad como el Cádiz o el Shakhtar Donetsk. Y las miradas se centran en Zinedine Zidane.
Si bien es cierto que parece difícil, muy difícil, que en los despachos del Santiago Bernabéu se planteen su despido, lo cierto es que la figura del técnico está cada vez más cuestionada. "No tengo una explicación", admitió el francés tras caer ante el Alavés. Tampoco tuvo un plan durante el partido ni reacción durante el mismo.
Sus alineaciones generan dudas. "Zidane no se había encontrado un vestuario tan complicado. Ahora mismo, muchos hacen la guerra por su cuenta. Están preocupados por su renovación o por las lesiones", informaba el periodista Antón Meana este domingo de madrugada en El Larguero de la Cadena Ser. "Hay jugadores que tuercen el gesto cuando da las alineaciones. Él nota que no tiene controlado el vestuario", añadían.
De una manera u otra, lo que sí es evidente es que este Real Madrid no es fiable. Desde el regreso del francés al banquillo, el único tramo en el que sí ha transmitido solidez fue durante las 11 jornadas tras el parón de la competición. Sirvieron para ganar una Liga que también comenzó plagada de dudas y en un curso en el que la Champions League quedó a un lado, con malos resultados en la fase de grupos y eliminación posterior en octavos de final ante el Manchester City.
Las sensaciones de este nuevo curso son bastante similares. Zidane no da con la tecla. No consigue motivar a sus jugadores, no encuentra los compañeros ideales para Karim Benzema en ataque. Asensio no está, Isco aún menos, Rodrygo juega a chispazos, Vinícius lleva un mes apagado, Luka Jovic no marca goles, Hazard está casi siempre lesionado. Y para colmo, las lesiones tampoco ayudan.
Las dudas de Zidane dentro de su propia plantilla crecen cada vez más, incapaz de encontrar un once que le dé confianza. Y las dudas respecto a la propia figura del técnico, que no consigue dar con la tecla, también crecen de forma paralela en el Real Madrid.