Zinedine Zidane vuelve a respirar. El técnico francés, que fue cuestionado tras la derrota en la UEFA Champions League, consiguió vencer este sábado en el Sánchez-Pizjuán (0-1) y mandó un mensaje contundente a su plantilla: los señalados y los elegidos en Sevilla.
Tras la vergonzosa derrota ante el Shakthar, Zidane tenía el serio reto de conseguir ganar en el campo del Sevilla para no perder el rumbo en LaLiga Santander y, por si fuese poco, mantener su puesto a salvo antes de la vuelta de la Champions League.
Sin embargo, lejos de revoluciones, el francés apenas introdujo dos cambios en su alineación: Vini Jr por Asensio y Casemiro por Odegaard. El primero le salió a la perfección y el segundo acabó por consagrar su idea defensiva.
Pero los señalados no fueron ellos, ya que Asensio salió en la segunda mitad, sino el resto de suplentes, que a pesar del apretado calendario, no tuvieron oportunidad alguna de saltar al campo.
Lunin y Altube era lógico, pero ni el recién recuperado Odriozola, ni Marcelo, ni Militao, ni Isco, ni Odegaard, ni el canterano Arribas entraron en el campo. Y la cara de algunos en la grada sevillana era un clamor.
Odegaard, con gesto serio, se tapaba con su gorro y sus bragas, pero no escondía la frustración que le causaba tener que quedarse sentado durante 90'. Marcelo vivió con intensidad el encuentro, pero tampoco tuvo oportunidad mientras veía que Mendy seguía sumando partidos, victorias y actuaciones de mérito.
El Real Madrid afrontará esta semana una nueva final anticipada y Zinedine Zidane parece que lo tiene claro: los cambios son oportunidades, no obligaciones.