Tenemos que hablar de Zinedine Zidane. Sí, es necesario analizar de la mejor manera posible todo lo que ha dado de sí la rueda de prensa de este viernes del entrenador del Real Madrid, aunque luego pasemos por alto casi todo lo que ha dicho. Prometo que mi intención era pasar por aquí para escribir sobre Hazard, su nueva lesión, Militao, su expulsión la pasada jornada y lo que viene en febrero. Pero tenemos que hablar de Zidane.
Recuerdo que allá por diciembre de 2011 -joder, casi 10 años hace ya-, cuando estudiaba 2º de Bachillerato, me quedaron hasta cinco asignaturas en el primer trimestre. Faltaban seis meses para selectividad y ahí estaba yo, suspendiendo casi el 50% de lo que tenía que aprobar. Vaya genio.
¿Que por qué cuento esto? Porque este viernes, cuando escuchaba con atención lo que respondía Zidane a las preguntas de los periodistas, me vino a la mente un momento concreto de aquel entonces. Recuerdo que mi madre me cogió por banda y me dijo algo así como que iba listo si pensaba hacer periodismo al año siguiente con esas notas. ¿Qué pasó? Que el interruptor del amor propio se activó y el resto, como se suele decir, ya es historia. Vaya, que estoy aquí escribiendo esto porque en aquel momento me puse las pilas.
Pero volvamos a Zidane. La cuestión es, ¿qué relación tiene una cosa con la otra? Bingo. El amor propio. Ese que este viernes, en la sala de prensa de la Ciudad Deportiva de Valdebebas, ha hecho que el entrenador del Real Madrid se comporte como casi nunca se le ha visto. Dolido, aguerrido, convencido de que su equipo -y él- todavía no ha dicho la última palabra. Y, sinceramente, ¿quiénes somos nosotros para llevarle la contraria a un señor que ha ganado tres Champions League seguidas y que conoce mejor que nadie a sus futbolistas?
El debate sobre algunas de las formas de Zidane este viernes y sobre lo que ha dicho podría ser extenso e interesante, no lo dudo. "El año pasado LaLiga la ganamos nosotros y tenemos el derecho a pelearla este año; dejadnos pelear". Y es cierto, no le falta razón al francés. Como tampoco le falta a quien dice que el Real Madrid no espera a nadie. Es así, por eso es el club más grande del mundo, que se dice pronto. Pero, ¿cuántas veces ha resurgido de sus cenizas la entidad de Chamartín?
Que sí, que el Atleti está prácticamente imparable en la competición doméstica. Que sí, que es una realidad que el Real Madrid ya no puede ganar la Copa este curso. Pero cuando Zidane dice que quedan 54 puntos por delante, ¿quién es capaz de llevarle la contraria? ¿Acaso alguien era capaz de imaginar la vuelta a la competición que llevó a cabo el Real Madrid tras el confinamiento?
Y si jugamos a ser realistas, ¿por qué LaLiga Santander no podría ser, al menos, una buena manera de prepararse para la Champions League? Sea como fuere, febrero dejará todo mucho más claro. Pero no olviden, por si acaso, que Zidane siempre tiene un plan.