No se entiende este Real Madrid sin el centro del campo que marcan Casemiro, Luka Modric y Toni Kroos. Las paradas de Courtois, la seguridad de Alaba y Militao o la conexión Vinícius-Benzema han sido decisivas esta temporada pero la regularidad que ha conseguido este tridente con Ancelotti les ha vuelto a colocar como referencia en todo el mundo.
No hay día en el que no estén, al menos dos de ellos, a un nivel espectacular. Muchos les daban por muertos pero demuestran que pueden recuperar el fútbol que desplegaron entre 2016 y 2018, en los años mágicos de Zidane y las tres UEFA Champions League consecutivas.
En la primera etapa de Ancelotti no llegaron a coincidir, ya que Kroos llegó cuando Casemiro se marchó cedido al Oporto, pero el italiano ha sabido también unirles en una medular inexpugnable. El Atlético de Madrid puede dar buena cuenta de ello, ya que Rodrigo de Paul y Koke se dedicaron a correr detrás de ellos y a presionarles sin poder robar el balón.
Casemiro era el único de los tres que había tenido momentos de irregularidad, disipados en este derbi. El brasileño sacó la escoba para recuperar todo tipo de balones y sin necesidad de ver siquiera alguna tarjeta después de llegar apercibido al encuentro.
A su lado, gobernando el partido, Toni Kroos, que maneja los encuentros a su antojo con el balón en los pies. Correa le hizo una falta a los siete segundos y Rodrigo de Paul no dejó de apretarle todo el encuentro, pero esto no amedrentó a un futbolista con un golpeo exquisito ya recuperado de la pubalgia del inicio de la temporada.
Y, para culminar, un Luka Modric en su segunda juventud con 36 años. Hace unos años, al recibir el Balón de Oro, tuvo un bajón que, dada su edad, parecía indicar su paso a un segundo escalón futbolístico. Nada de eso y las clases de fútbol del croata no dejan de estar de actualidad.