El Real Madrid pasó de los silbidos que despidieron a los jugadores al descanso, tras un primer acto plano y sin ideas, a la ovación con la que la afición madridista premió la reacción, el reencuentro con la pegada desatada de nuevo desde un zurdazo de Marco Asensio, para tumbar al Deportivo Alavés y recuperar la esperanza de cara a una remontada europea ante el PSG.
Las derrotas en partidos señalados son golpes directos a la autoestima de un equipo. El Real Madrid necesitaba recuperar confianza perdida, alejarse de las dudas mostradas desde el inicio del año, afinar puntería. Las consecuencias del duelo de París quedaron reflejadas en el primer acto, pero su último partido de local en el estadio donde buscará una noche mágica con remontada, acabó dejando buenas sensaciones gracias a los goles.
Hasta ese momento al equipo de Ancelotti le restan dos partidos lejos de su estadio. Las dinámicas marcan el estado de salud y este Real Madrid transitaba por un bache del que mostró intención de salir. Sin fluidez en su fútbol en la primera mitad, con un dominio que se convierte en intrascendente en la fase final de cada jugada. Dificultó la generación de peligro sin asociaciones de calidad en los últimos metros. Así, todo se redujo a un remate tímido de Marco Asensio y un disparo centrado de Luka Modric. Nada que ver a lo mostrado en la segunda.
El pulso madridista lo marcan Vinícius y Karim Benzema. Se disparaba cuando conectaban en partidos pasados, y cuando parecía que hasta lo hacían con dificultad, acabaron enchufando una conexión clave. Anda 'Vini' en un momento de duda que transmite nerviosismo. Sin marcharse con la facilidad de antes en el remate, siempre vigilado de cerca en un sistema de ayudas de los rivales. Incluso perdiéndose en quejas al colegiado por faltas no señaladas. Y tampoco Karim está a su nivel, aún ganando sensaciones tras su lesión muscular. Ninguno se rindió y acabaron encontrando el premio del gol.
Antes, de nada sirvió un inicio con rabia para levantarse. La energía de Asensio y Vinícius corriendo al espacio desapareció con la rapidez con la que el Alavés se asentó en el campo. Sin agobios defensivos, con orden. Sabía la lección de equipos que andan en su pelea por la salvación que este curso puntuaron en el coliseo blanco. Y al contragolpe hasta pudo dañar, pero el zurdazo de Luis Rioja se topó con un seguro Courtois.
Entre el nerviosismo que se trasladó a la grada y hasta generó algún silbido al descanso, resaltó la voluntad de Fede Valverde. Su lucha, la entrega en cada balón resaltó en momentos de falta de brillantez grupal. Pero ese no era el camino y la charla del vestuario de 'Carletto' cambió el panorama. A Mendilibar le cambió la cara según le fue fallando el físico a sus futbolistas. Aparecieron los espacios, ya no hubo ayudas para frenar a Vinícius y el Real Madrid encontró libertad para crear.
Aún así el partido pudo llevar otro rumbo. Había perdonado Rioja tras un fallo de Alaba, por medir mal el bote en un balón largo, pero su error fue mínimo comparado con el de Pere Pons. Cuando el Real Madrid comenzaba a llegar a portería rival, a meter velocidad a su juego y emergía la figura de Pacheco, una mala cesión de Asensio dejó al rival mano a mano ante Courtois.
Recortó Pons con rapidez de diestra y con la zurda, con todo para marcar, chutó fuera. Fue la jugada clave del partido porque segundos después Asensio corrigió su error y salió una vez más al rescate. Otro zurdazo de oro, con rosca, imparable para Pacheco impulsó al Real Madrid. La petición a la grada de silbar menos y apoyar más cuando el equipo les necesita.
El partido entró en un escenario perfecto para la recuperación de sensaciones del líder y el esfuerzo continuo de 'Vini' encontró premio. El brasileño siempre reacciona a base de voluntad y acabó recibiendo el regalo de Benzema, tras una asociación de oro con Asensio, para marcar a placer. Para el broche perfecto y el regreso de los goles, tras uno solo en cuatro partidos y tres en media hora, llegó el derribo dentro del área a Rodrygo que mandó a la red Karim. El palo de París ya es pasado tras momentos de duda.