El belga Thibaus Courtois fue presentado un día como hoy, 9 de agosto, hace cuatro años como nuevo guardameta del Real Madrid. Un momento que catalogó como “un sueño” que él mismo se encargó de llevar a su máxima expresión tras un inicio difícil al que dio la vuelta hasta asentarse la pasada temporada como el mejor portero del mundo.
“Hoy cumplo un sueño. No podéis imaginar lo contento que estoy porque solo los que me conocen de verdad saben lo mucho que he trabajado para llegar hasta aquí. Llegar al mejor club del mundo es una responsabilidad y un orgullo. Hoy soy un madridista más y quiero estar a la altura de lo que supone llevar este escudo”, fueron las primeras palabras del guardameta en su presentación en el Santiago Bernabéu.
La alargada sombra de Keylor Navas, portero en las tres ‘Champions’ consecutivas del Real Madrid, 35 millones de euros pagados al Chelsea por un futbolista que acababa contrato en un año y dos primeras temporadas con más luces que sombras, con el 1 de octubre de 2019 frente al Brujas, en un partido en el que recibió pitos por parte de su afición y fue sustituido por lesión al descanso tras encajar dos goles, como máxima expresión, pusieron en duda su figura.
Sin embargo, si algo ha demostrado Courtois en su carrera ha sido personalidad. Habitual en las entrevistas postpartido, cuando el partido sale mal o bien, no se oculta y se ensalza a sí mismo; y la pasada temporada no le faltaron razones.
En 2020 ya alzó el vuelo, y en la campaña 2021-2022 superarle parecía un milagro; incluso Iván Balliu, lateral derecho del Rayo Vallecano, llegó a decir que quizá había que “rezar un poco más”, y seguro que ese pensamiento se le pasó por la cabeza a los jugadores del Liverpool en la final de la Liga de Campeones de París.
El gol que le dio la 14ª ‘orejona’ al Real Madrid fue de Vinicius, pero el protagonista fue Courtois. Hasta nueve paradas de mérito hizo el belga para frenar las acometidas de un conjunto inglés que tampoco pudo dejar por el camino al conjunto blanco en su competición fetiche.
Un título histórico por las tres remontadas en el Santiago Bernabéu y en el que Courtois fue absolutamente clave, ya que siempre apareció para sostener a su equipo cuando arreciaba el vendaval rival. El belga fue protagonista de un título que ahora lleva al Real Madrid a Helsinki y que sabe bien lo que es ganar.
Y es que Courtois ha ganado la única Supercopa de Europa que ha disputado, la que se llevó el Atlético de Madrid hace diez años frente al Chelsea (1-4), propietario de sus derechos ya que estaba cedido en el conjunto rojiblanco.
Ahora llega con el futuro mucho más claro y en la cúspide de su carrera. Además, el verano no ha hecho mella en su rendimiento. Tras levantar la Liga de Campeones, Courtois no jugó con Bélgica para recuperarse de unas molestias musculares que arrastraba en el tramo final de la competición, y en su primera aparición esta temporada volvió a no dejar dudas sobre quién es el mejor portero del planeta.
Contra el Barcelona, en el amistoso disputado en Las Vegas, el Real Madrid perdió 1-0, pero Courtois hizo cinco paradas -tres en los últimos diez minutos- que salvaron a los suyos de una goleada mayor.
El siguiente gran reto será este miércoles en Helsinki frente a un Eintracht de Fráncfort que, pese a la abultada derrota en Bundesliga contra el Bayern de Múnich 1-6 el pasado viernes, ya demostró la pasada temporada, con el bloque que mantiene a la espera de la salida de Filip Kostić, ser un equipo valiente que, seguro, hará esforzarse a Courtois para afianzar aún más su candidatura a los premios individuales que ratifiquen su rendimiento.