ElDesmarque ha querido conocer de primera mano qué hay detrás de los gestos provocadores de Vinícius, que se produjeron en Mestalla y recientemente contra el Girona. Para ello hemos contactado con David Peris, el valenciano es presidente de la Federación Española de Psicología en el Deporte, profesor universitario y ha trabajado en distintos clubs de élite. Acaba de coordinar el libro "Salud Mental y Deporte" en el que se tratan asuntos como el del futbolista del Real Madrid pero también otros relacionados con la psicología de los deportistas de élite.
En el caso del futbolista del Real Madrid, Peris reflexiona: "Un provocador nace, seguramente pero sobre todo se hace. En función de los refuerzos y castigos que recibas y en función de lo que hace eso puede provocar que esa conducta se mantenga o disminuya. Si Vinícius hace una actitud provocadora y desde el entorno de alguna forma le ríen las gracias seguro que pensará que está bien. Sin embargo, si hace un actitud provocadora y se le castiga o se le dice que no está bien, muy probablemente hará que eso pueda disminuir. El problema de Vinícius seguramente va por ahí, porque es muy buen jugador pero se le permite que haga ese tipo de cosas y eso hace que las siga haciendo más"
"El problema de Vinícius seguramente va por ahí, porque es muy buen jugador pero se le permite que haga ese tipo de cosas y eso hace que las siga haciendo más"
La durísima entrada de Nacho a Portu en el tiempo añadido de un partido que ya estaba más que sentenciado en Montilivi provocó una trifulca de la que poco a poco se han ido conociendo más detalles. Entre ellos, la actitud de Vinícius ante la afición local mientras el jugador del cuadro gerundés estaba en el suelo.
Tal y como captaron las cámaras de Dazn, Vinícius volvió a tener una actitud provocativa ante el público y ante los jugadores del Girona. El brasileño, eso sí, estuvo esta vez en un segundo plano, lo que no evitó que tuviera varios gestos con la hinchada y los futbolistas rivales.
Vinícius ya esbozaba una sonrisa mientras se armaba la tangana. Pero es que pocos segundos después, el jugador se metió en el banquillo riéndose ante la grada y sacándoles tres dedos, uno por cada gol madridista, mientras la hinchada local entonaba cánticos ofensivos contra el club blanco.