Hablar de Antoine Griezmann, en estos momentos, es hacerlo del futbolista con más importancia en el juego del Atlético de Madrid de Diego Simeone. Desde que regresara de su paso por el Barcelona y demostrara a la afición colchonera que quiere ser importante para el club, no ha dejado de ser elogiado por su técnico y sus compañeros. Sin embargo, la historia pudo ser diferente si alguna de las dos veces que el Real Madrid llamo a la puerta hubiera terminado en buen puerto la operación.
La primera de las ocasiones fue en 2014, con el francés todavía en la Real Sociedad. El futbolista sonaba para varios equipos de cara al mercado veraniego. Una de las opciones que se barajaba para la operación era el regreso de Asier Illarramendi al cuadro txuri-urdin. El de Mutriku, entonces, era jugador de la plantilla del Real Madrid. Esa 2013-14 fue la mejor en cuanto a goles se refiere, marcando 16 dianas. Finalmente, aquel verano viajó a Madrid, pero para firmar por su actual equipo, el Atlético de Madrid.
La segunda y última, también relevancia. El propio futbolista, en aquel final de campaña 2016-17 explicó que no descartaba al Real Madrid, aunque reconocía ser feliz en el Atlético de Madrid. Unos rumores que fueron contestados por el entonces capitán del barco colchonero, Gabi Fernández. Lo hizo en un acto afirmando que Griezmann podía jugar en "cualquier equipo del mundo", pero que "en ese momento" el cuadro blanco no mejoraba al rojiblanco. La opción terminó por no fructificar y siguió dos temporadas más a las órdenes de Simeone antes de viajar a Barcelona.
Ahora, después de tantos rumores y de aprender de su marcha al Barcelona, el futbolista dejó caer que desea cerrar su renovación con el equipo del Cívitas Metropolitano