Fue la imagen de la polémica en el Real Betis-Real Madrid de este pasado sábado. En un encuentro en el que el árbitro solo fue mencionado por una acción de Rodrygo, y por un posterior discurso de Isco con dardos a RMTV, las miradas se fueron hasta Bellingham, que no dudó en celebrar de forma reiterada su gol ante los verdiblancos ante la afición local, algo que no gustó demasiado a los seguidores... ni a su compañero Rudiger.
El jugador inglés del Real Madrid ha acostumbrado a los seguidores de LALIGA a celebrar sus goles alzando sus brazos mientras mira, fijamente, a los espectadores locales, algo que ya le costó una pequeña reprimenda en San Mamés y que, hace no mucho, en el Sánchez-Pizjuán provocó la burla de los presentes al anularle su tanto.
La historia, sin embargo, continuó este sábado en el Benito Villamarín. Bellingham anotó, firmó su típica celebración pero acompañó al festejo con varios gestos más, algo que encendió a la grada y que llevó al propio Rudiger, su compañero, a gritarle, buscarle e incluso arrastrarle para que finalizase el show.
El beso de Bellingham y los galones de Rudiger.#DeportePlus #LaCasaDelFútbol pic.twitter.com/OQqzXnSLbC
— Fútbol en Movistar Plus+ (@MovistarFutbol) December 9, 2023
El enfado en la grada era generalizado, aún quedaba mucho encuentro y Rudiger sabía que al equipo no le convenía ni tener un estadio totalmente enfadado apretando, ni firmar imágenes que, posteriormente, pudiesen volverse en su contra (como sucedió tras el gol de Ruibal).
Posiblemente, si Bellingham continúa a este increíble nivel, LALIGA seguirá viendo la celebración del ex del Dortmund, pero parece evidente que ni las aficiones locales, ni sus propios compañeros, querrán que esos festejos se alarguen en demasía.