El Real Madrid no está demostrando un buen juego en las últimas semanas. Aunque ya tiene la Supercopa de España en las vitrinas del Santiago Bernabéu, el cansancio del equipo titular ha creado estragos que han afectado al conjunto de Carlo Ancelotti. Otro ejemplo más fue en la victoria a Las Palmas fuera de casa, un partido en el que el técnico italiano tuvo que sacar a sus hombres de confianza para lograr los tres puntos.
Un encuentro en el que Carletto al fin apostó por hacer rotaciones en el once inicial. Con la única baja confirmada de Jude Bellingham por sanción, el equipo merengue salió con jugadores que no está acostumbrados a salir de inicios, entre ellos, destacaron la presencia de Fran García, Dani Ceballos y Brahim Díaz.
Se trataba de una oportunidad para los tres, sobre todo para el sevillano. Tanto el lateral como el delantero venían de mostrar un gran nivel en partidos anteriores y todo el madridismo quedó sorprendido con la apuesta de Ceballos por encima de Luka Modric, que se quedó en el banquillo sin nisiquiera calentar. Un plan que se fue cayendo a lo largo de la primera mitad.
El único salvable de los tres fue Fran García, dando mucha profundidad y aportando como si fuera un segundo extremo por la banda de Vinicius. Fue incansable durante todo el partido y demostró las ganas que tiene en quitarle el puesto a Ferland Mendy. A diferencia del francés, su presencia en el ataque dejó contento a Ancelotti de cara a futuras rotaciones.
En cambio, el gran drama llegó con los otros dos, principalmente con Ceballos. Su poca velocidad con el balón y capacidad para distribuir el juego hizo que el Real Madrid no tuviera fluidez alguna en el juego del equipo. Se le vio por debajo del ritmo que daban Camavinga y Kroos y estuvo muy cerca de cometer un penalti antes del descanso que le hubiera dejado aún más señalado. Una oportunidad que desaprovechó para tener más minutos ya que, al momento de encajar el gol, Ancelotti lo sacó del campo para remontar el partido.
La gran decepción llegó también con Brahim. Acostumbrado a ser el jugador revulsivo por excelencia del Real Madrid cuando los partidos están atascados, sustituir la figura de Bellingham le pasó por encima. A penar jugó para sus compañeros (solo doce pases en lo que estuvo en el campo) y no tuvo esa chispa para buscar ocasiones de peligro.
Con el paso de los minutos se fue desinflando y apenas se le vio para dar otro paso al frente para tener más titularidades. También fue cambiado cuando Las Palmas anotó y se le vio incómodo jugando por dentro.
A raíz de la entrada al campo de titulares como Fede Valverde y con el resultado cuesta arriba, el Real Madrid despertó subiendo la marcha para ser dueño absoluto del balón. Sin los jugadores de rotación, los de Carlo Ancelotti fueron más finos en las ocasiones que terminaron culminándose con los goles de Vinicius y Tchoauméni.
Un partido en el que se demostró que las rotaciones no funcionaron ya que tuvieron que sacar el partido los titulares para llevarse el triunfo en Las Palmas. Aún así, Ancelotti les protegió para reflejar su confianza en toda su plantilla, tanto indiscutibles como los que no lo son: "Miro el banquillo y tengo muchas opciones de cambiar la dinámica de los partidos porque todos están motivados", confesaba en la rueda de prensa posterior al partido.
Rotar es vital a estas alturas de la temporada, y más con los octavos de Champions League a la vuelta de la esquina. Los títulos los ganan aquellos que tiene la plantilla más completa y, aunque el equipo "A" está de dulce, el "B" sigue teniendo flaquezas que Ancelotti debe corregir.