El tinerfeño protagonizó la anécdota de la jornada. El despertador le jugó una mala pasada al futbolista que llegó 25 minutos tarde a la sesión de trabajo que los carbayones tenía fijada para las 10:00 horas en las instalaciones de El Requexón.
Una noticia que agradó al resto del plantel. El jugador canario fue manteado por el retraso y tendrá que pagarle una comida a sus compañeros.