El futbolista aragonés tuvo que retirarse del encuentro ante el Tropezón al sentir una molestia en la pierna izquierda y en la víspera del encuentro ante el Marino, cuando parecía recuperado de lo que se había diagnosticado como un pinzamiento de menisco, sufrió la rotura de ese hueso y tuvo que pasar por el quirófano. En total se ha perdido los nueve últimos encuentros del Oviedo y confía en poder regresar bien en el duelo de O Vao o bien en San Lázaro.
Aunque el tiempo perdido ya no vuelve, Eneko está convencido de que aún puede aportar muchas cosas al Oviedo: "Se acerca el momento decisivo de la temporada y quiero estar junto a mis compañeros. Me he perdido muchos partidos y ahora quiero coger cuanto antes el mismo tono físico que mis compañeros y regresar a los terrenos de juego. Se hace muy duro no poder jugar los domingos".