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Los goles menos dolorosos

Esteban intenta detener el lanzamiento de su hijo Mario. (FOTO: Lorena Francos)

"No os puedo prometer un ascenso, pero sí trabajo, compromiso y sacrificio, tanto mío como de todos los que me rodeen". Los 3.000 aficionados que se dieron cita en el fondo norte del Carlos Tartiere estallaron en una ovación cerrada. Esteban acababa de hacer su declaración de intenciones y el oviedismo, a priori, no exige más que eso. Recuperar al hijo pródigo ha sido la mejor noticia para la afición en muchos años y por eso quisieron demostrárselo acudiendo al estadio.

Todo estaba preparado a conciencia. Esteban como jugador que pasó por El Requexón antes de debutar en el primer equipo, se mostró encantado de compartir protagonismo con el equipo benjamín que se proclamó campeón de España. "Grandes campeones" podía leerse en una pancarta colocada en la zona de Symmachiarii. Los más pequeños de la casa se llevaron una atronadora ovación cuando saltaron al césped y ofrecieron la copa a la grada.
Pronto cedieron el testigo del protagonismo. Se prepararon para hacer el pasillo y cuando por la bocana de vestuarios apareció la figura de esteban estalló la locura. Las bengalas irrumpieron en el fondo y los seguidores azules disfrutaron de volver a su portero en su estadio.
Nadie quiso perderse la cita. Su familia al completo estuvo en el estadio. Muchos amigos estuvieron en las gradas y sobre el césped le acompañaron consejeros y empleados del club. Tampoco se perdió la ocasión el alcalde de la ciudad. Agustín Iglesias Caunedo se fundió en un abrazo con Esteban y dejó claro que no se trataba de una presentación cualquiera.
Tras las fotos y aguantando la emoción a duras penas, esteban se dirigió a la grada. Fue un discurso sincero, muy similar a lo dicho en la sala de prensa y sólo con una petición de unidad frente a los enemigos externos que acecharán toda la temporada.
Cuando parecía que todo se había acabado llegó la sorpresa final. Los hijos de Esteban -Pablo y Mario- aparecieron sobre el césped para lanzar un penalti a su padre. Él se puso bajo los palos y los dos le batieron. fueron los goles más felices que jamás encajó en un campo de fútbol.
Fotos con los más pequeños y alguna con los espontáneos que saltaron al terreno de juego fueron poniendo el broche a un acto que da el pistoletazo de salida a la temporada 2014-15 y que vuelve a empezar preñada de ilusiones para el Oviedo. Quizás de la mano de Esteban sea la definitiva para regresar a la Liga de Fútbol Profesional.

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