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Una segunda parte diferente

Borja García

El Real Oviedo se quedó a medias ante el Zaragoza. Estuvo cerca de conseguir los tres puntos, casi acaba cayendo en casa y al final acabó sumando un empate que fue un mal menor. El equipo quedó tocado tras el primer gol de los aragoneses y desde ese minuto ya no fueron los mismos sobre el césped del Tartiere.

Al descanso se llegó con el 2-2, después de que el Zaragoza hubiera neutralizado los goles de Aarón y Toché y con la sensación de que un nuevo partido comenzaba tras el paso por vestuarios, pero con 45 minutos menos en el cronómetro.
Y eso fue lo que tal vez pesó en la cabeza de ambos entrenadores. No perder el punto que de momento sumaba cada equipo. El Zaragoza tenía el control del partido aunque el Oviedo tampoco pasó apuros excesivos, quitando dos grandes acciones de Juan Carlos. Se esperaban soluciones desde el banquillo y Anquela realizó las tres sustituciones, rompiendo el patrón de los partidos previos, en los que las apuestas solían ser más bien ofensivas, con Linares como agitador del ataque azul.
Linares no fue ninguno de los sustituidos, ni Yeboah, que pasó de ser titular a no jugar ni un minuto. Owusu entró para refrescar el ataque por Saúl, Rocha entró por Pucko para reforzar el centro del campo, que era del Zaragoza y Mossa entró por Aarón, para frenar las subidas de Delmás, que se estaba prodigando en ataque.
Esas sustituciones neutralizaron los ataques maños, aunque no le dieron clara presencia a los azules en el área rival. Anquela resumía la segunda parte en sala de prensa: "El Zaragoza ha sido mejor que nosotros en la segunda parte. [...] El punto no es bueno, pero peor hubiera sido la derrota".

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