El Real Oviedo sumó un nuevo empate en casa y ya van dos consecutivos, que unidos a los resultados de Barcelona y Albacete, hacen que sean ya cuatro partidos sin conocer la victoria, con un balance de tres puntos de 12 posibles. El bagaje es pobre, pero contrasta con las sensaciones, que son buenas, lo que le otorga cierta calma al conjunto azul.
La victoria acabará llegando. Es la lectura que emana del vestuario azul en voz de sus protagonistas y por sensaciones está claro que tiene que ser así. Con el resultado a favor el conjunto azul tuvo varias ocasiones claras de incrementar la ventaja, pero se estrelló con Dani Hernández y acabó pagando la pena del empate en la segunda mitad.
La racha es mala, aunque dentro de lo malo se sigue sumando de uno en uno, pero no es lo suficiente para satisfacer la necesidad de victorias y de ir colocándose en la parte alta de la tabla. Las buenas sensaciones hay que transformarlas en puntos y ese tiene que ser el siguiente paso del conjunto azul, que comienza a tener una losa pesada sobre su espalda. Una losa que se va con una medicina clara: la victoria.